Qué ver en Elmina y Cape Coast: Las huellas de la esclavitud en Ghana

El sonido de los grilletes aún retumba en las paredes de los castillos de Elmina y Cape Coast. En la siguiente etapa de nuestro viaje por Ghana seguiríamos las huellas de la esclavitud en el país.

En un primer momento, el reclamo que tuvieron los codiciosos europeos para venir hasta las costas de Ghana fue el oro. Había tales cantidades que se le puso el sobrenombre de “Gold Coast”.

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Para proteger el preciado botín, las potencias coloniales comenzaron a partir del s. XV a construir castillos a lo largo de la costa. Hay 32 castillos, en un principio sirvieron como almacén de oro, marfil, maderas nobles y otras materias primas demandadas por Europa y además, los utilizaron como puestos de vigilancia de las rutas comerciales europeas por la costa africana.

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Pero todo cambió cuando los territorios del Nuevo Mundo comenzaron a demandar mano de obra. Entonces el oro fue sustituido por otra mercancía más valiosa, la carne humana. El tráfico de personas se convirtió en un negocio muy boyante y se mantuvo durante cuatro siglos. Desde aquí salieron cientos de barcos con miles de personas hasta América del Norte y el Caribe convertidos en esclavos.

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Cuando los guías te cuentan todos los horrores que se vivieron entre los muros de los castillos de Elmina y Cape Coast se te encoge el corazón, te indignas y te preguntas, como es posible que a diferencia de otras diásporas se haya hablado tan poco de esta. Si nos fijamos en el cine o en las series de televisión, con la excepción de Raíces y su famoso Kunta Kinte, Doce años de Esclavitud, Mandingo y pelis contadas con los dedos de la mano, apenas se ha rendido tributo a la historia de los más de 12 millones de esclavos que salieron del continente africano hacia el Nuevo Mundo para no regresar jamás.

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En 1979 la Unesco incluyó tanto el castillo de Cape Coast como el de Elmina en la lista de Patrimonio de la Humanidad, no solo por ser fortalezas impresionantes sino por la historia que se vivió en ellas, para que sirvieran de testimonio y recuerdo de aquellos tiempos de esclavitud y por supuesto, para que nadie olvidase todo lo que sucedió allí.  

Hay pocos kilómetros entre Cape Coast y Elmina. Nosotros pasamos dos días aquí dedicando un día a cada una de ellas, pero si no tienes mucho tiempo como hay poca distancia entre ambas (se tarda unos 20 minutos en coche de una a otra) puedes primero ir a conocer el Castillo de Cape Coast y luego marcharte a conocer Elmina.

Nosotros nos alojamos en Elmina y dedicamos un día a conocer cada una de ellas.

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Cape Coast

El día anterior, como te conté en otro post, lo habíamos pasado en Kumasi. Desde allí atravesamos todo el país Ashanti hasta llegar a la famosa costa de los esclavos. Una costa con playas idílicas que invitaban, más que a ir de visita turística, a quedarse repantigado disfrutando de las vistas.

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Las playas son de postal, de arena dorada, ribeteada por hileras de palmeras y lo mejor de todo es que casi estaban desiertas. Aunque la imagen idílica era un poco engañosa porque esconde sus peligros. El océano aquí es peligroso, hay que tener mucho cuidado con las corrientes, a poco que te descuides puedes terminar en la mitad del océano, así que si te bañas ten cuidado.

Estuvimos paseando un rato por la playa, a lo lejos veíamos el castillo blanco de Cape Coast imponente alzándose frente a la costa. Dejamos de remolonear y regresamos al coche, el castillo de Cape Coast nos esperaba.

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El Castillo de Cape Coast

El Castillo de Cape Coast se alza sobre las rocas mirando al mar. A lo largo de su historia pasó por muchas manos. Los portugueses fueron los primeros que construyeron aquí un puesto comercial en 1555 al que llamaron Cabo Corso. Después, se lo arrebataron los suecos, quienes lo utilizaron como almacén de madera de caoba hasta que llegaron los ingleses y se apoderaron de él en 1664. Los ingleses fueron los que le dieron su aspecto actual, lo ampliaron y construyeron mazmorras subterráneas con capacidad para almacenar no mercancías sino personas. Sus mazmorras tenían capacidad para encarcelar a mil hombres y quinientas mujeres.

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Recorrimos las mazmorras separadas por sexos, las más grandes para los hombres, los más numerosos. Entramos en las diminutas celdas de castigo, reservadas para los que osaran rebelarse. Los habitáculos eran miserables, minúsculos en los que apenas entraba el aire o la luz, solo había pequeños ventanucos. Nuestro guía nos contó que el saneamiento aquí era nulo, no había baños, por lo que además de hacinados tenían que convivir con sus deposiciones. Si además sumas que había veces en las que metían tantos esclavos en las celdas que ni siquiera tenían sitio para recostarse, puedes imaginar cómo debía ser el día a día allí.

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Lo peor, es que no salían en barcos de un día para otro, había veces en los que podían pasar aquí hasta tres meses en estas terribles condiciones, por lo que los más débiles enfermaban y muchos morían en las celdas.

Nos acercamos hasta uno de los lugares más emblemáticos de este tipo de castillos. Ya te hablé en el post de la Isla de Goree en Senegal de él. “La puerta de no retorno” Es el lugar donde los esclavos daban el último adiós a su libertad y a su país, antes de embarcar rumbo hacia las plantaciones del Nuevo Mundo. Ahora han colgado un cartel en el que pone “la puerta de regreso”.

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Es irónico pensar que mientras en las mazmorras se estaban cometiendo crímenes contra la humanidad, en la parte alta del castillo los oficiales británicos, el gobernador y sus familias vivían ajenos a este sufrimiento, con todo tipo de comodidades, en aireadas y amplias habitaciones con vistas al océano y hasta tenían una capilla donde quien sabe, si alguno se llegó a arrepentir de sus pecados.

El final de la esclavitud motivó que el Castillo de Cape Coast volviera a sus orígenes, convirtiéndose de nuevo en un puesto seguro para el comercio y como almacén de mercancías. Tras la independencia de Ghana y el fin del colonialismo en 1957 el castillo se reconvirtió en el museo que es ahora. Te recomiendo que cojas un guía en la entrada para recorrer todas las partes del castillo y conocer la historia de terror que se vivió allí.

Las vistas desde el castillo de Cape Coast son muy bonitas, desde arriba divisábamos las pequeñas barcas de pescadores que iban y venían, la ciudad y la playa.

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Salimos del castillo y fuimos a la playa, es espectacular, la pena es que está terriblemente sucia, hasta arriba de basura. Tras dar una vuelta vimos frente a la playa una tiendita con artesanía, entramos para ver si comprábamos algo interesante y después salimos en dirección al puerto.

El puerto de Cape Coast

Una gran parte de la población de Cape Coast se dedica a la pesca y el trajín que hay aquí es increíble, digno de ver. Las barquitas van y vienen con las capturas del día, mujeres y hombres tienen puestos improvisados donde venden las capturas. Hay una zona donde los pescadores reparan redes, en ningún lugar he visto tantas redes como aquí, hay un espacio inmenso dedicado exclusivamente a la reparación de las mismas.

Saltamos entre las redes para avanzar y fuimos a la zona dónde estaban atracados los barcos, sorteando vísceras de pescados y pequeñas fogatas en las que quemaban basura. El barullo aquí es incesante, casi hipnótico. Si vienes a Cape Coast merece la pena que te acerques al puerto.

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La torre de una iglesia sobresalía sobre los tejados de toda la ciudad, es la iglesia metodista Wesley, no entramos, tan solo pasamos por la puerta y también pasamos por un lugar curioso Belgrave Memorial Hall Cape Coast. El edificio se construyó en 1879 que es la sede de la logia masónica en Ghana.

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Aparte de esto, poco más de interés hay en la ciudad. Para mí lo mejor fue pasear, disfrutar de las vistas y ver el día a día de los pescadores.

Qué ver en Elmina

La mañana siguiente la dedicamos a conocer uno de los lugares más impactantes que ver en Elmina, el castillo de San Jorge, también conocido como Castillo de Elmina.

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El Castillo de Elmina

Seiscientos once portugueses capitaneados por Don Diego d’Azambuja llegaron en 1482 a Elmina. A los portugueses les interesaba el oro de Ghana por lo que empezaron a construir en un lugar estratégico de la ciudad, al final de un promontorio con acceso por un lado al océano y por otro al río Benya un fuerte al que llamarían Castillo de San Jorge da Mina, en honor al patrón de su país. Era una pequeña fortaleza rectangular que se convertiría en la primera construcción europea en África Occidental y el primer puesto comercial de los europeos en estas latitudes.

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Los portugueses permanecieron 150 años allí hasta que llegaron los holandeses y les arrebataron el castillo.

Los holandeses ampliaron el castillo de Elmina, fue su centro de operaciones tanto para el comercio de oro como para el tráfico de esclavos. La Compañía Holandesa de las Indias Occidentales enviaba anualmente nada menos que 30.000 esclavos desde el Castillo de Elmina hasta las Antillas. El tráfico de esclavos no cesó hasta 1814, momento en el que se abolió en Holanda el comercio transatlántico de esclavos.

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Entramos en la que fue la capilla de los portugueses ahora es un museo, no te lo pierdas, porque en el interior no solo se recorre la historia del Castillo de Elmina sino también la historia de la esclavitud en Ghana. Es interesante comenzar la visita del castillo de Elmina aquí para enterarte de los detalles históricos curiosos, como la involucración de las tribus de la zona en la venta de esclavos a los occidentales o el trapicheo de los tratantes árabes en la venta de esclavos.

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Junto a esta capilla, estaba la sala donde se subastaban los esclavos. Para elegir los mejores ejemplares les forzaban a abrir la boca para contar cuantos dientes tenían, les azotaban para ver cuanto aguantaban. Una vez vendidos se les marcaba a fuego como a bestias y les pasaban a las celdas. El interior del Castillo de Elmina está estructurado exactamente igual que en el Castillo de Cape Coast. Puedes visitar las celdas de hombres, las de mujeres, las de castigo, las habitaciones de los soldados, la del Gobernador y la puerta de no retorno.

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Últimamente los descendientes afroamericanos de esos esclavos regresan a Ghana en busca de sus origines. Nos encontramos familias que visitaban el fuerte y lloraban desconsoladamente depositando ramos de flores, si es impactante para cualquier persona, para los descendientes de esclavos que vienen a ver el Castillo de Elmina debe ser tremendamente doloroso.

Subimos a la parte más alta del castillo, desde allí hay unas vistas espectaculares del océano, de la ciudad y escenas de postal, como la de los esforzados pescadores intentando meter en el agua las barcas que dejaban el día anterior en la arena.

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Fuerte de San Jago, Elmina

Otro de los lugares que no te puedes perder en Elmina es el Fuerte de San Jago. Fue construido en 1666 por los holandeses con fines militares. Le llamaron Fuerte Conraadsburg, un puesto de guarnición desde donde lanzaron su ataque terrestre contra los portugueses para arrebatarles el castillo de Elmina. En el siglo XIX pasó a ser una prisión y más tarde sirvió como hospital.

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Para llegar al fuerte de San Jago hay que subir una empinada escalera. El fuerte está en la cima de la colina St. George. Que no te de pereza, sube porque las vistas de Emina desde aquí son espectaculares.

Puerto Pesquero de Elmina

Al igual que sucedía en Cape Coast, en Elmina la mayor parte de la población se dedica a la pesca o actividades relacionadas con la misma, como el procesado y comercio de pescado o en la construcción de barcos y canoas.

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Es un lugar de lo más fotogénico, en el puerto la actividad es incesante. Los barcos pesqueros van y vienen, son de colores y están decorados con cientos de banderas. La zona de venta de pescado es inmensa. El puerto está dividido en varias secciones, da una vuelta porque es interesante, se puede ver como construyen los cascos de madera de los barcos en los astilleros.

Te recomiendo que lo incluyas en la lista de lugares que ver en Elmina porque es de lo más entretenido.

Otros lugares interesantes en Elmina, Ghana

Da una paseo por la ciudad porque hay otros lugares que ver en Elmina, como el antiguo cementerio holandés, la iglesia católica de San José, la capilla metodista, antiguas casas de comerciantes o el convento de Santa Ana.

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En Elmina también puedes visitar un museo curioso sobre la historia de los soldados que los holandeses reclutaron para servir en el ejercito real de las Indias Orientales. El museo se llama Museo Elmina Java, en su web tienes toda la info de su historia, horarios etc.

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Dónde comer en Elmina

Los mejores lugares o más bien, los lugares más seguros para comer en Elmina y no cagarse patas abajo, los encontrarás en los restaurantes de los hoteles. Nosotros fuimos a dos que te puedo recomendar, ya que la comida estaba buena, la carta era variada y lo más importante, nuestros estómagos no se quejaron.

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Hotel Coconut Bridgehouse

Al lado del puerto con una terraza a la sombrita, perfecta para ver entrar los barcos de pesca y todo el trajín que hay en el puente. La comida está bastante rica y a buen precio.

The Beach House, tiene una azotea, perfecta para ver las puestas de sol, lo malo es que está alejado del centro de Elmina, pero si lo que quieres es pasar el día en la playa es un buen lugar para comer rodeado de palmeras y con vistas al océano.

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Alojamiento en Elmina

Nosotros nos alojamos en el Hotel Coconut resort, hay más opciones un poco más baratas que puedes buscar en internet.

Nuestro siguiente destino sería un parque muy especial el Parque Nacional Kakum, un lugar que acoge especies en extinción y que atravesaríamos por la copa de los árboles, pero esa es otra historia.

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Feliz fin de semana 😊

6 comentarios en «Qué ver en Elmina y Cape Coast: Las huellas de la esclavitud en Ghana»

  1. yo senti esos horrores cuando visite en Fortaleza, Pernanbuoco Brasil la fortaleza que servìa de mercado. Esta muy bien ambientada

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  2. Qué mal cuerpo se me ha quedado! Y si encima le añades a las historias de látigo y grilletes un paseo portuario con vísceras de pescado por doquier ¡Bagh! Qué pena que los europeos se pegasen entre ellos por tener el monopolio de esclavos en la zona. Al menos nos has dejado fotografías de postal. Un saludo Bea!

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    • Sí y más cuando ves a los afroamericanos llorando a moco tendido, se te encoge el corazón. Es muy fuerte la historia de este lugar y la poca repercusión que ha tenido para la cantidad de muertos que tiene a sus espaldas. Un abrazo David y gracias por comentar 🙂

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  3. Querida abolicionista viajera, cómo puede llagar a ser la naturaleza humana tan mezquina. Visitar los fuertes-prisiones de Ghana es un viaje al horror del pasado y no deja a nadie indiferente. Es importante que sitios como estos se mantengan para que no nos olvidemos hasta donde somos capaces de llegar. Yo estuve visitando uno en Axim, al oeste de Elmira y las sensaciones fueron las mismas.
    Un beso y feliz semana

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    • Así es, como tu también has estado sabes lo que se te revuelven los higadillos en sitios como estos, lo que me da más rabia es lo poco que se acuerda la historia de estos lugares y lo poco que se habla de estos sitios. Pasa muy buen finde

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