Ir a las cuevas de Batu: Templos, cuevas y escaleras

Ir a las Cuevas de Batu es algo que no te puedes perder si vas a pasar unos días en Kuala Lumpur, Malasia.

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Reserva una mañana o una tarde, para conocer una de las estatuas del dios de la guerra hindú más grande de nuestro planeta y unas cuevas que son realmente espectaculares. Pero si aún no te he convencido, te voy a dar unas cuantas razones más para que no te pierdas una excursión a las Batu Caves desde Kuala Lumpur.

-La entrada a las cuevas Batu es gratuita.

-Desde Kuala Lumpur se llega en un pis pas. Tardarás una media hora, ya que las cuevas Batu están a solo 13 km de Kuala Lumpur. Además, se puede llegar en transporte público y es de lo más sencillo. Luego te explico cómo puedes ir por tu cuenta desde Kuala Lumpur a las Cuevas de Batu.

-Ir a las cuevas Batu supone conocer el templo hindú más grande del mundo fuera de la India. En su interior podrás ver de cerca muchos de sus ritos y ceremonias, que son bien curiosos.

-Es un lugar de lo más fotogénico. Si ya lo era hace unos años, ahora lo es mucho más, desde que pintaron los escalones que llevan hasta las cuevas con vibrantes colores. Por lo que podrás hacer unas fotazas increíbles.

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¿Pero las cuevas Batu que son exactamente?

Te estarás preguntando que te vas a encontrar en las cuevas Batu, ¿qué son? ¿cuevas, templos, esculturas? ¿En qué consiste este lugar? Primero os doy una pincelada de historia y luego os cuento algunos datos curiosos y qué es lo que hay que ver en las cuevas Batu.

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Cuevas de Batu, historia

La historia de las Cuevas Batu la podemos resumir de esta forma:

Parece que las cuevas Batu se formaron hace más de 400 millones de años. Los primeros que las usaron para cobijarse fueron los aborígenes Temuan. Más tarde, los colonos chinos que llegaron a estas tierras acudían a las cuevas Batu en busca del guano de murciélagos para fertilizar sus cosechas. Hace más de 100 años un científico americano descubriría estas cuevas para el resto del mundo. Pero cuando se hicieron realmente famosas fue a raíz de la visita de un hombre de negocios K. Thamboosamy Pillay. Fue ver la forma de las cuevas Batu y dijo: pero si es igualita, igualita que la jabalina divina del mismísimo dios Murugan.

Nada mejor que ser rico y tener una revelación, porque el Sr Thamboosamy materializaría su deseo de honrar al dios Muragan con esta imponente escultura que se colocaría a los pies de las cuevas Batu en 1890.

En un principio para poder subir hasta las cuevas se construyeron unos escalones de madera. Más tarde, se reemplazaron por escalones de hormigón y en el 2018 se pintaron los peldaños de las cuevas Batu con vivos colores. Instagram hizo el resto y las redes sociales popularizarían esta escalera arcoíris por todo el mundo.

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¿Y quién es Murugan?

Confieso que el santoral hindú me trae un poco de cabeza porque mira que tienen dioses y si le sumas que encima un mismo Dios puede llamarse de mil formas, pues apáñate para enterarte. Bueno empecemos por algo fácil, seguro que Ghanesa te suena, es el dios más fácil de reconocer porque tiene cabeza de elefante y cuerpo humano. Pues bien, ¿sabías que el dios Murugan es el hermano de Ghanesa?

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Murugan, a quien también se le llama Kartikeya es hijo de Parvati y Shiva y es el dios de la guerra, el encargado de destruir el mal. Murugan logró acabar con los demonios. Si tienes curiosidad para saber más cosas de él aquí puedes encontrar más info.

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La escultura del Dios Murugan de las cuevas Batu

Más que las cuevas lo llamativo y más conocido de este lugar es la gigantesca escultura del Dios Murugan. Pero ya te aviso que en foto no es tan impresionante como cuando estas allí en las Cuevas Batu frente a ella.

Atentos a los números que rodean la estatua del dios Murugan de las cuevas Batu porque son de récord:

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La estatua tiene nada menos que 43 metros de altura. Todos los materiales se trajeron hasta aquí desde la vecina Tailandia. Para que no se viniera abajo se emplearon nada menos que 250 toneladas de vigas de acero en su construcción y se utilizaron 1550 metros cúbicos de hormigón armado. El remate fue pintar al dios con 300 litros de pintura dorada. En total se tardó tres años en construir esta apoteósica escultura de Murugan.

Aquí no queda la cosa, porque detrás de la estatua hay una escalera que te llevará directamente a las cuevas de Batu. La escalera de marras tiene 272 peldaños. En número no suena mal, pero cuando estés allí con la humedad, subir te va a parecer una auténtica maldición. Acuérdate de esto, ser turista algunas veces es un trabajo ingrato 😎 y te convertirás en un surtidor de sudor humano, pero sube porque merece la pena.

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Visitando las Cuevas Batu

Las cuevas Batu reciben el nombre de un río cercano que pasa al lado de las cuevas. Nosotros fuimos en tren. Una vez salimos de la estación fue fácil encontrar las cuevas porque la escultura de Murugan brilla como un faro así que nos dirigimos hacia ella.

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Tras pasar varios puestos de comida y parafernalia religiosa, nos encontramos con la primera cueva.

Aunque hay más, son tres las cuevas Batu que hay que visitar: Cueva de la Catedral, Ramayana Cave y Cave Villa.

Ramayana Cave

Sabrás cual es Ramayana Cave porque custodiando su entrada se encuentra una impresionante estatua del dios Hanuman, el dios mono. Éste era un devoto del dios Rama y luchó mano a mano con él para vencer al demonio Ravana.  

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La entrada cuesta un euro y en su interior además de deidades hindúes y pinturas que nos explican la vida del dios Rama también hay una escultura de éste repantingado.

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Cave Vila

Sabréis dónde se encuentra Cave Vila porque frente a ella hay un estanque. Unos ingleses salían muy mosqueados de la cueva así que les preguntamos que había dentro. Nos dijeron que una especie de zoo en la que los animales estaban en pésimas condiciones y que no merecía la pena entrar.  Así que solo estuvimos en la parte exterior de esta cueva.

Continuamos paseando entre monos, coloridos templos con preciosos techos decorados con estatuas de dioses hindúes hasta que llegamos a una esplanada dónde se alzaba el dios Murugan. A su espalda nos esperaban los 272 escalones que teníamos que subir para llegar hasta la cueva principal, la llamada Catedral o Cueva del templo.

Cueva de la Catedral

El día que visitamos las cuevas Batu el cielo estaba gris y estábamos esperando que en cualquier momento nos cayera el tormentón del año. Si ya de por si el grado de humedad en Malasia es alto, aquel día era para concurso de camiseta mojada.

Con resignación subimos la escalinata. Que pereza daba, encima me dieron un pareo para taparme las piernas que se me quedo literalmente pegado a la piel, por lo que cada vez que subía la pierna para alcanzar el siguiente peldaño, me impedía alzar la pierna, era de lo más incómodo.

Una vez llegamos arriba, una gran brecha en la piedra caliza hacía las veces de puerta de acceso a la cueva de la Catedral. Entramos y nos encontramos con un inmenso anfiteatro cuyo techo subía a más de 100 metros de altura. ¡Wow! Que pasada de sitio.

Una vez dentro de esta cueva hay dos partes en el nivel inferior se encuentra la llamada Dark Cave y unas escaleras te llevan hasta una parte que está abierta al cielo.

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Cuando estuvimos la única forma que había para recorrer la Dark Cave de las Cuevas Batu era con una visita guiada de 40 minutos que costaba 35 RM y recorría 800 metros de los 2 kilómetros que tiene esta cueva. Sin embargo, según su página de Facebook ya no se realizan esos recorridos. Consulta en su página antes de ir por si las vuelven a realizar, ya que merecía la pena. De lunes a viernes abre de 9:30 a 17:00 y los sábados y domingos abre de 9:30 a 17:30.

El interés de la ruta por Dark Cave en las cuevas Batu era conocer el ecosistema que habita en las cuevas. También para matar un poco el gusanillo de espeleólogo frustrado y ver las innumerables estalactitas y estalagmitas que se han formado en la piedra caliza.

Aún si no recorres el interior de Dark Cave no pasa nada, ya que la cueva principal de las Batu Caves es tan espectacular y alucinante, que merece la pena simplemente pasear entre los templos de su interior mientras escuchas la música resonando por toda la cueva. Subimos por las escaleras hasta el siguiente nivel, sorteando los monos que no paraban de saltar de un lugar a otro. En la parte superior, un agujero rodeado de árboles se asomaba al cielo. Entre tanto los murciélagos iban y venían dando chillidos que se mezclaba con las melodía de la música de los templos.

Dentro de los templos de las Cuevas de Batu se realizaban varias ceremonias hinduistas.  La cueva no puede ser más espectacular y desde fuera no te puedes hacer una idea de lo grandiosa que realmente es. Merece mucho la pena conocerla.

Salimos de la cueva justo cuando comenzó a llover a cantaros. Esperamos a que parase un poco. Tras bajar, como en el recinto además de puestos de souvenirs estaba rodeado por restaurantes vegetarianos e hindúes, decidimos sentarnos a comer, eso sí, aquí se come con las manitas, no esperes encontrar un cubierto. Nos vino muy bien porque nos repusimos de la sudada de agua bebiéndonos del tirón dos botellas de agua.

Otros datos prácticos sobre las Batu Caves que hay que tener en cuenta

Si el ambiente de las cuevas Batu es siempre espiritual, colorido y bullicioso entre finales de enero y principios de febrero aún lo es más. Ya que durante 3 días se celebra la fiesta del Thaipusam. Durante el festival las cuevas Batu están a reventar, puesto que no solo vienen al festival malayos sino hindús procedentes de otros países. Si vienes durante éste festival no te quedará otra que madrugar mucho para poder ver algo.

¡Peligro! monos al acecho: Durante todo el recorrido que hagas por las cuevas Batu y los templos que los rodean verás que hay una gran cantidad de macacos. Los monos no son peligrosos, pero están todo el tiempo al acecho para llevarse algo al estómago. Muchos turistas les dan plátanos o galletas, pero ten cuidado si llevas algo en la mano, como un móvil, porque pueden pensar que es algo que se pueden llevar a la boca y pueden robartelo.

Ojo con la ropa. Para visitar las cuevas Batu hay que taparse las piernas si no llevas pantalones o falda larga, te dejarán un pareo para subir la escalinata y visitar la cueva principal.

Ir a las Cuevas Batu desde Kuala Lumpur

En las agencias de viaje, hoteles de Kuala Lumpur o en internet verás un montón de excursiones organizadas como ésta que te llevarán hasta las cuevas Batu.

Sinceramente no merece la pena coger ninguna, te recomiendo que vayas por tu cuenta. Bueno, salvo que no hables ni patata de inglés o quieras conocer todos los secretos de las cuevas. Ten en cuenta que visitar las Cuevas Batu te llevará unas 3-4 horas en función del tiempo que te entretengas en las cuevas y los templos, por lo que luego puedes regresar a Kuala Lumpur para continuar con el turisteo.

Si quieres ir por tu cuenta a las cuevas Batu desde Kuala Lumpur tienes varias alternativas. Nosotros escogimos el tren porque es la forma más sencilla, barata y rápida de llegar a las Batu Caves.

Como ir a las Batu Caves en tren

Ve hasta la estación KL Sentral, puedes llegar en metro (LRT). Allí busca el tren de cercanías KTM Komuter Sentul con destino a Batu Caves, es la última parada, así que no tiene perdida porque va directo.

No te preocupes porque una vez estés en el KTM Komuter vas a saber por dónde vas porque unas luces indican la parada en la que te encuentras.

El KTM sale cada media hora hacia las cuevas de Batu y se tarda más o menos en llegar unos 40 minutos.

También se puede ir a las Batu Caves en bus y en taxi. El primero es mucho más lento y el segundo más caro así que no os lo recomiendo salvo que queráis ir en taxi por un día y luego iros al aeropuerto.

Hay una excepción ya que en función del lugar dónde te alojes en Kuala Lumpur quizás te convenga ir en bus gratuito hasta la estación de Sentil, aquí tienes la info.

Lo dicho, si vas a viajar a Kuala Lumpur ve a las Cuevas Batu, es un lugar bonito y grandioso que merece la pena conocer.

Feliz fin de semana 😊

2 comentarios en «Ir a las cuevas de Batu: Templos, cuevas y escaleras»

  1. Querida espeleologa:
    Siempre me queda la duda cuando visitó un te amo hindú, si estoy en Disneyland o en altar religioso. Todos esos dioses parecen salidos de una película de dibujos animados. La estatua espectacular, las escaleras aptas para todos los amantes del cardio y los murciélagos, esperemos que covid-free. Vamos, un sitio ideal para pasar una mañana de turisteo y acercarte a la religión hindú. Batu!!, Que para allí me voy…
    Un beso y feliz finde

    Responder
    • Has visto con fauna, dioses que parecen sacados de un episodio de Mazinger Zeta y Batcuebas. Pronto podremos volver a ser espeleólogos aficionados . Pasa muy buen finde

      Responder

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