Naqsh-e Rostam la Necrópolis de los Reyes Aqueménidas

Solo un Rey de Reyes como Darío I y sus descendientes, pudieron elegir un enclave tan impresionante como el de Naqsh-e Rostam para pasar la eternidad.

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La visita a la necrópolis de los reyes aqueménidas es una parada imprescindible si viajas a Irán. Las tumbas reales de Naqsh-e Rostam se encuentran a tan solo 9 Km de Persépolis, así que, se pueden visitar ambos lugares en un mismo día.

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Como llegar a Naqsh-e Rostam

Para llegar a Naqsh-e Rostam, lo más fácil es hacerlo en taxi desde Shiraz, de la que ya os hablé en otro post. En los hoteles de Shiraz ofrecen excursiones que combinan Persepolis, Naqsh-e Rostam y Pasargada o bien solo las dos primeras.

Si solo queréis contratar un conductor, para llegar tanto a Persépolis como a Naqsh-e Rostam os costará unos 40-50€, para dos personas. Si además queréis que os acompañe un guía para saber un poco mas de historia de estos sitios y además incluis una parada en Pasargada en el viaje, os saldrá por unos 80€.

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Excursión a Naqsh-e Rostam

Habíamos pasado toda la mañana recorriendo Persépolis y ya solo pensábamos en comer algo, pero estábamos tan cerca de Naqsh-e Rostam que decidimos ir sin pensarlo.

Además, aprovechando que no era el mejor momento, ya que el sol apretaba de lo lindo y que además, era la hora de comer, pensamos sería buen momento para evitar toparnos con las manadas de turistas de los grandes grupos de viajes organizados.

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Diez minutos después estábamos frente a las colosales tumbas cruciformes de Naqsh-e Rostam. Fueron cinceladas sobre la pared de roca de un acantilado durante el primer milenio antes de Cristo.

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Naqsh-e Rostam nos recuerda el poderío que tuvo el imperio persa. Los persas dominaron una gran parte del mundo antiguo y desde luego, sus reyes eligieron un escenario impresionante para pasar a la posteridad.

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¿Quien está enterrado en Nasqh-e Rostam?

Darío I el Grande, sería el primer rey aqueménida que ordenaría la construcción de su tumba aquí en Naqsh-e Rostam. Se sabe cuál es, porque en la tumba hay unas inscripciones con su nombre. Gracias a eso, se ha podido identificar.

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Tumba de Darío el Grande
Inscripciones de la tumba de Dario I

Hay otras tres tumbas mas aquí en Naqsh-e Rostam, se cree que éstas pertenecen a los descendientes de Darío: su hijo Jerjes I, a Artajerjes I y Darío II. Tan solo se supone que pertenecen a ellos, puesto que no hay ninguna inscripción que las identifique. El resto de reyes aqueménidas no fueron enterrados aquí, sino en la vecina Persépolis.

Las tumbas de Naqsh-e Rostam están ubicadas en un escenario magnifico. Las cuatro tumbas, están talladas casi de forma idéntica y todas están incrustadas en la pared del acantilado.

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Lo primero que me impacto de Naqs-e Rostam, fue el trabajo de precisión que hicieron los canteros. No debió ser fácil tallar en la roca aquellas tumbas cruciformes. Son gigantescas y considerando que se realizaron en los S. IV y V a.C y que por aquél entonces no existían herramientas de precisión para cortar y pulir la piedra, resulta sorprendente la maestría con la que se realizaron los cortes en la piedra.

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En el centro de la cruz se encuentra la entrada a la cámara donde reposaba el sarcófago real. Aunque los historiadores piensan que allí no solo se encontraba la tumba del rey, sino que parece que en cada tumba se depositaron entre 3 y 9 cuerpos de otras personas, que debían de pertenecer a su corte.

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Otra de las incógnitas de Naqsh-e Rostam, es lo que había en aquellos sarcófagos. No se sabe si se encontraban los cuerpos de los emperadores o tan solo son sus huesos. Os explico el porqué de esta incógnita.

Los aqueménidas eran seguidores del zoroastrismo. Para esta religión el fuego era sagrado, por lo que los cadáveres no podían incinerarse. La tierra también era sagrada, así que tampoco podían ser enterrados e igualmente el agua también era sagrada para ellos. Por lo que dar sepultura a un cadáver que fuera seguidor del zoroastrismo como lo eran los reyes aquemenidas, era bastante complicado.

Cuando fallecía una persona, lo que hacían era llevar el cuerpo a las llamadas “torre del silencio” de las que ya os hablé en el post de Yazd. En las torres del silencio los buitres se hacían cargo de los cadáveres. Esta forma de enterramiento es similar al llamado “entierro celestial” que practican los tibetanos.

Alejandro Magno derrocó el imperio aqueménida, cuándo llegó aquí a las puertas de las tumbas de Naqsh-e Rostam las destruyeron y saquearon, por lo que no se sabe exactamente si los restos que se encontraron pertenecen o no a los reyes aquemenidas.

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Los Relieves Sasánidas de Naqsh-e Rostam

En Naqsh-e Rostam además de los sepulcros de los reyes aqueménidas podéis ver algo más. A los pies de las tumbas de los emperadores, otra dinastía persa, la de los sasánidas, dejarían también su huella, a través de unos relieves.

En estos relieves los sasánidas relataron sus conquistas imperiales, batallas y ceremonias reales que acontecieron durante el S. III dC.

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Habían pasado 500 años desde la caída del imperio aqueménida. Tras ellos Persia había sido gobernada, primero por Alejando Magno, más tarde por la dinastía fundada por su general Seleuco ( los seleúcidas) y finalmente por los partos.

Ninguno de ellos era de origen Persa, así que cuando los sasánidas, que eran persas de pura cepa, derrocaron al último rey de los Partos y se hicieron con el poder, su principal preocupación fue justificar y convencer al pueblo de su derecho de acceso al trono imperial.

Para ello se erigieron como los legítimos descendientes de los aqueménidas y por esto esculpieron los relieves que podéis ver en las paredes de las antiguas tumbas de Naqsh-e Rostam.

La investidura de Ardashir I

Uno de los relieves que os vais a encontrar en Naqsh-e Rostam es el de la investidura de Ardashir I como fundador de la dinastía sasánida en el 226dC.

En la escena vemos a la derecha a Ahura Mazda, el Dios supremo de los persas, que entrega a Ardashir I un aro, llamado “cydalis” que simboliza el poder absoluto.

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Investidura de Ardashir I

No puede haber mayor legitimidad para subir al trono, que recibir el poder del Dios Supremo de los persas. Pero la escena no termina aquí. Bajo los pies del caballo de Ahura Mazda, está el Dios del mal, que está siendo pateado por su caballo.

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Investidura de Ardashir I

A la izquierda, Ardashir I aplasta con las patas de su caballo al último de los reyes partos, Artaban IV. Simbolizando con este gesto el fin de su imperio, saludando con el índice a Ahuraman (esta forma de saludar aún se mantiene en algunas zonas de las montañas de Zagros).

Este relieve es curioso, ya que la forma de ascender al trono de Ardashir no fue muy ortodoxa. De la misma forma, que no lo fue la de Dario I el Grande.  Ardashir, para justificar su subida al trono frente a su pueblo, copió un relieve de los aqueménenidas, la inscripción de Behistun. En esta inscripción se relata como Dario I el Grande justifica su ascensión al trono tras el asesinato del legitimo rey.

El Triunfo de Shapur

Muy cerca de la tumba de Darío el Grande se encuentra este famoso relieve, se llama el triunfo de Shapur.

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El Triunfo de Shapur

Los sasánidas fueron la pesadilla del imperio romano, especialmente por las luchas que mantuvieron para dominar la provincia de Siria. Fueron tres, los emperadores romanos que intentaron acabar con Shapur I, pero ninguno lo consiguió.

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El Triunfo de Shapur

En este relieve de Naqsh-e Rostam, se puede ver a dos emperadores romanos. Uno es Filipo el Árabe arrodillado y rindiéndose después de haber realizado un trato bastante deshonroso con Shapur I. Filipo le ofreció 500.000 denarios al persa, para intentar recuperar las posesiones que había perdido Roma y también, para que Shapur permitiera regresar a Roma a sus ejércitos.

Por supuesto Shapur no lo aceptó. Cuatro años después, serían los propios hombres del ejercito de Filipo los que le matarían.

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El Triunfo de Shapur

A su lado hay otro emperador romano, Valerio. Es el que tiene atadas las muñecas y está agarrado por el brazo del Rey. Y es que Valerio fue apresado por Shapur I. Valerio nunca fue liberado e incluso se dice que Shapur lo utilizaba como escabel para subir a su caballo.

Detrás del rey, vemos la figura de otra persona con un gorro en forma de tijera. Este sombrero indica que es el sumo sacerdote del rey, llamado Katir.

Frente a la torre Ka’ba-ye Zartosht, de la que os hablaré más tarde, hay unas inscripciones, en las que se relatan las guerras que mantuvo Shapur contra los romanos.

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Relieves de Bahram II

Aunque Bahram II fue uno de los reyes más flojos del imperio sasánida puesto que perdió, no solo parte de sus territorios sino hasta el respeto del sumo Sacerdote. Mientras gobernó, se realizaron diez relieves en roca. Tres de ellos se encuentran aquí, en Naqsh-e Rostam.

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Tercer relieve de Bahram II

Se sabe que son de la época en la que él gobernó, porque los sasánidas tenían por costumbre acuñar monedas con la efigie del rey. Cada rey, llevaba un tocado diferente, en el caso de Bahram II eran unas alitas en el casco.

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Relieve de Bahram II
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Relieve de Bahram II
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Relieve de Bahram II

La victoria de Hormizd II

Debajo de la que se supone que es la tumba de Artajeres, veréis un releive en el que se representa la victoria ecuestre de una de las batallas del rey Hormizd II.

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La investidura de Naresh

El relieve de la investidura de Naresh, podéis verlo cerca de la tumba de Dario I el Grande. El rey es la segunda figura del lado derecho. Recibe el anillo «cydaris» de una figura que parece una mujer, en vez de recibirlo del Dios Ahura Mazda. Esto se debe a que su subida al trono tampoco fue muy ortodoxa.

Naresh era hijo pequeño de Shapur I y ejercía como gobernador de las provincias orientales. Llegó al poder dando un golpe de estado, como resultado de esto no recibe el «cydaris» de manos del Dios supremo de los persas. 

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La investidura de Naresh

Cuando vayáis a Naqsh-e Rostam tenéis que prestar atención a un relieve en particular, es el más antiguo y pertenece al tiempo de los Elamitas.

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Parece ser que Naqsh-e Rostam ya se consideraba sagrado desde el 1200 aC y puede ser esta, una de las razones por las que Darío I quiso ser enterrado aquí.

Solo queda un vestigio de aquella época elamita. Una figura curiosa con una gorra frigia, fijaros porque es como la gorra de la revolución francesa y que también como la que llevan “los pitufos”😊. Al lado de este relieve, hay también los restos de la imagen de un Dios, pero está muy deteriorado.

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Ka’ba-ye Zartosht

Frente a las tumbas reales de Naqsh-e Rostam se encuentra una enigmática construcción. Una torre cuadrada, con ventanas ciegas, de 12 metros de altura a la que se accedía por unos empinados peldaños.

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Se construyó durante el periodo aqueménida y se la denomino Kaʿba-ye Zardost  o el cubo de Zoroastro.

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No se sabe con certeza cuál fue el uso que dieron los aqueménidas a este edificio, pero teorías no faltan.

Algunos dicen que probablemente era una torre de coronación para los reyes aqueménidas. También se decía que tal vez allí, se guardó el tesoro de la cercana Persépolis. Otros mantuvieron que era la biblioteca en la que se almacenaban los libros sagrados e incluso el lugar dónde se guardaba el fuego sagrado. Recordemos que los seguidores del zoroastrismo veneran el fuego eterno, como un símbolo de Dios.

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Su construcción es muy similar a otra torre que hay en Pasargada, aunque esta es más antigua que Ka’ba-ye Zartosht .

El origen del nombre Naqsh-e Rostam

Para terminar el recorrido por este lugar, os contaré cuál es el origen del nombre de Naqsh-e Rostam. En la edad media el poeta Ferdowsi, escribió el “Shahnameh” el “Libro de los reyes”. Este es un poema épico que narraba la historia de todos los reyes persas. Uno de sus protagonistas era un legendario paladín llamado Rostam.

Sin duda, el libro se hizo muy popular, así que por aquél entonces, cuando la gente vio que las escenas de los relieves de Naqhs-e Rostam eran de caballería, pensaron que podía ser un relato de sus hazañas. Así que por ese motivo, éste lugar lleva su nombre, Naqsh-e Rostam.

Todavía Nasqh-e Rostam no se encuentra dentro de la lista de Patrimonio de la Humanidad, sino que tan solo está en una de las listas provisionales de la Unesco.

Cuando estuve en Mayo de este año 2019, estaban restaurando una de las tumbas de Nasqh-e Rostam, la que parece que pertenece a Jerjes I. Esperemos que este lugar sea incluido dentro de la Lista del Patrimonio de la Humanidad, ya no solo por su valor histórico sino como tributo a los reyes que establecieron los cimientos de nuestro mundo contemporáneo.

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Feliz fin de semana:)

13 comentarios en «Naqsh-e Rostam la Necrópolis de los Reyes Aqueménidas»

    • El sitio es espectacular te recomiendo un viajecito pq merece la pena ir a Irán y es barato. Disfruta el finde

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  1. Para flipar todo lo que se puede aprender viajando!
    Super chulo el sitio tan solo viendo las fotos e ir a visitarlo ahora, después de todo lo que nos cuentas… sería espectacular!
    Nos impresionó lo de el fuego sagrado al igual que el agua y la tierra y lo de la “torre del silencio”.
    Un besazo.

    Responder

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