Uushigiin Uver Deer Stones: Los Menhires Ciervo de Mongolia

Regresamos de nuevo a Mongolia para poner rumbo norte. Nuestro objetivo en esta etapa del viaje sería conocer unos menhires de la Edad de Bronce llamados Deer Stone o “Piedras de Ciervo” situadas en Uushigiin Uver. Si lo buscáis en Google aparece como Uushgiin Uvur. Quizás sean los menhires de la Edad de Bronce mejor conservados del mundo.

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Pero antes de llegar al lugar dónde se encuentran estos menhires, durante nuestro recorrido nos topamos con otros lugares curiosos.

La última vez que os hablé de Mongolia nos encontrábamos en el Volcán Khorgo y en el Lago Blanco. Dejamos atrás la zona de volcanes y lagos, para cruzar la estepa y nos dirigirnos a un paisaje mucho más verde y boscoso.

Parece que los mongoles llevan una brújula incorporada en su genética o bien, puede ser que todos lleven un nómada dentro, que les permite guiarse correctamente sin GPS, mapas, ni brújulas entre las montañas rumbo hacia el horizonte, sin necesidad de que haya una carretera trazada. Y así, en medio de la nada, sin seguir un camino trazado, atravesamos el valle del Ider con dirección a Jargalant.

Gelenkhuugiin Suvraga

En el camino nos topamos con una estupa construida a base de piedras, se llama Gelenkhuugiin Suvraga. Fue construida en 1890. Aparentemente es una estupa que no tiene ningún interés especial. Además, se encuentra en un promontorio en medio de la nada. Pero lo interesante de este sitio es el personaje que la construyó, se llamaba Khainzan Gelenkhuu (1870–1937). En esta zona de Mongolia se le tiene como un héroe local, un pionero de la aviación, tanto, que hasta podrás ver una estatua suya en las afueras del aeropuerto de Moron.

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Su hazaña, más que ser digna de un héroe, fue la de un loco que soñaba con volar y le valió para ser conocido en la zona cuando emuló al mismísimo Ícaro. Su afán por volar a toda costa le llevó a fabricarse unas alas con piel y lana de cordero, atándoselas a las espaldas. Con ellas puestas, se lanzó por un farallón a 200 metros de altura y cual oveja voladora saltó con ellas. Seguro que te preguntarás si se pegó la gran zaparrada, pues no, salió ileso, pero eso sí cayó sobre unas ovejas que no debieron salir muy bien paradas.

En la estupa no había nada. Fuera solo verás unas banderas de oración azules que se alzaban sobre el montículo desde dónde había bonitas vistas. Oscar, Manolo y yo nos sentamos durante un rato para contemplar el paisaje y después caminamos un rato por la zona acompañados por unas cabras que subían y bajaban por las rocas de las pequeñas colinas que nos rodeaban.

Un poco más adelante, una gitanesca señal de tráfico se alzaba en medio de la estepa indicándonos la dirección del que sería nuestro siguiente destino, Jargalant. Me pregunto porque había una señal tan inmensa en medio de la nada. Como ya sabes por otras entradas sobre nuestro viaje por Mongolia, apenas hay carreteras en el país, siempre vas sobre otras rodadas de coche. Si además, tenemos en cuenta que sus habitantes no necesitan ni GPS, una señal en ese lugar resultaba cuando menos curiosa.

Jargalant

Continuamos conduciendo y a unos 19 Km nos topamos con el pequeño pueblo de Jargalant. Un conjunto de casas de colores con un colegio de chapa plateada que brillaba bajo el sol. Aunque los pueblos en Mongolia son bastante sosos, cada vez que nos encontrábamos con uno suponía una auténtica alegría, ya que era como encontrar un oasis en el desierto, algo realmente raro, pero nos servía para verificar que todavía había gente en el mundo. Así que aprovechamos para ir de “tiendas” bueno decir «ir de tiendas» es decir demasiado.

La tienda, era de ultramarinos, pequeña y además no es que tuviera demasiadas cosas, pero a nosotros nos valió ya que encontramos unas latas de atún y galletas con las que entretuvimos nuestro estómago, ya que como os he contado en otros post de Mongolia, todos los trayectos que hacíamos, eran eternos.

Nos contaron que en Jargalant vivió un pastor que fue muy especial, especial por su gran altura, puesto que era un gigante. Se dice que medía 2,45 metros. El pastor se llamaba Öndör Gongor y se hizo realmente famoso en Mongolia, tanto, que hasta podéis conocer un poco más de él y ver cómo era en la Wikipedia.

Continuamos atravesando las estepas rodeados por verdes valles. Ya empezábamos a encontrarnos con zonas en las que había tantos árboles que formaban bosques. Nos desviamos como a unos 20 kilómetros al Oeste del Mörön la capital de la provincia de Hövsgöl, para ir a nuestro siguiente destino, el yacimiento prehistórico más importante de Mongolia, Ushigiin Uver o Deer Stone, las llamadas “piedras de ciervo”.

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Ushigiin Uver Deer Stones

En medio de la estepa se alzaban 15 menhires de granito cercados por una valla de alambre. Aquí se encuentra uno de los yacimientos más impresionantes de la Edad de Bronce.

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No había nadie guardando el recinto, así que entramos. En el pie de cada estela un cartel en inglés explicaba el significado de cada una de las estelas.

Las piedras de ciervo se debieron levantar entre el 1.000 y 700 a.C. durante la Edad de Bronce. Un tiempo en el que los habitantes de la estepa se estaban convirtiendo en pastores nómadas. La costumbre de erigir estos petroglifos se extendería hasta principios de la Edad del Hierro, no solo en Mongolia, sino que ésta práctica llegaría a través de los nómadas hasta otros países de Asia Central y Europa. En el mundo hay contabilizados 1.400 menhires con petroglifos similares a estos.

Se les llama “Deer Stones”, piedras de ciervo, puesto que la mayor parte de estos menhires tienen dibujados ciervos en la parte superior y casi todos ellos tienen una característica común, miran hacia el este, hacia el sol naciente.

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Los arqueólogos y antropólogos que han trabajado en este yacimiento, han intentado arrojar luz sobre estas piedras, dando varias teorías que intentan explicar su función.

La representación del ciervo en muchas de las Deer Stone tiene una gran connotación espiritual en todas las culturas circumpolares, ya que las antiguas tribus esteparias creían que después de la muerte, el alma de la persona ascendía al cielo a lomos de un ciervo.

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Los patrones que se utilizaron en las Deer Stone de Mongolia son curiosos. Si te fijas en las fotos, los ciervos son como una mutación de ciervo-pájaro. Tienen las cornamentas hacia atrás y sus diminutas patas aparecen dobladas como si quisieran impulsarse hacia el sol. La cabeza de los ciervos, casi se asemeja más a la de un pájaro con un gran ojo redondo y una boca que con forma de pico. Quien sabe, quizás pudiera emular las transformaciones espirituales que hacen los chamanes, en sus ceremonias.

La creencia en el chamanismo ha tenido un papel muy importante en la historia de Mongolia. Genghis Khan y sus hordas mongolas creían y practicaban el chamanismo. En esta zona y en Siberia se encontraron momias en las que llevaban tatuados ciervos, así que de lo que no cabe duda es que estos animales tuvieron mucha importancia en estas culturas.

En las piedras de ciervo están labrados multitud de símbolos, espejos y herramientas chamánica. También está tallada la imagen del sol y de la luna, por lo que puede ser una representación del cielo, la tierra y el inframundo. Algunos de los menhires estaban pintados en rojo ocre.

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Como en esa zona no hay enterramientos humanos, otra teoría de los arqueólogos es que los Deer Stones pudieron ser un homenaje a guerreros, jefes de clanes o a personas prominentes, de aquella sociedad, ya que en la parte baja del menhir se representan armas, cinturones y quizás se levantaron cómo un reconocimiento para estos.

Muy cerca de los Deer Stone se encuentra unas montículos en los que se acumulaban piedras, se llaman khirigsuurs, lo que en occidente se llama Cairn. Si tenéis curiosidad de lo que es un Cairn echar un ojo a este enlace de la Wikipedia.

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Debajo de los kheresurs encontraron multitud de cabezas de caballo mirado hacia el este. ¿Quizás entonces este era un lugar donde se realizaban sacrificios y los caballos eran las ofrendas? ¡Vaya¡ que de misterios aun sin desvelar tienen los arqueólogos por delante.

Mi menhir favorito era el que representaba una mujer mirando hacia el sur, aparece sobre un ciervo volador y también tiene un cinturón grabado, en el que hay armas o herramientas

Erkhel Lake

Regresamos al coche para continuar nuestra ruta hacia el norte de Mongolia. En mitad de la estepa una mancha azul nos llamó la atención. Llegábamos a Erkhel Lake, un lago de agua salada de 22 km de largo. El lago atrae como un imán a las aves y aquí pasan los veranos más de diez mil aves de siete especies diferentes. Un paraíso para los amantes de la ornitología. Sin embargo, aunque era verano la verdad es que no vimos demasiados pájaros, solo nos encontramos con un grupo de vacas que recorrían su orilla. 

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El lago Erkhel se encuentra en la ladera de la montaña Burenkhaan. Dependiendo de la zona del lago la salinidad es mayor y hay partes de agua dulce que rodean pequeñas islas que hay en el interior del lago dónde anidan los pájaros.

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Quizás no vimos demasiados pájaros porque estuvimos en una zona dónde la cantidad de sal era demasiado elevada. Muchas de las aves que vienen a Erkhel lake pertenecen a especies amenazadas a nivel mundial, así que aquí pueden pasar los veranos ajenos a cualquier peligro, aunque también tienen sus enemigos puesto que por aquí también habitan zorros rojos y lobos grises.

Nuestra siguiente etapa sería un poquito más al norte, a tan solo 100 kilómetros de la frontera rusa, pasaríamos dos días en el lago Khövsgöl, la perla azul de Mongolia, uno de los lagos de agua dulce más antiguos de la tierra.

Feliz fin de semana 🙂

9 comentarios en «Uushigiin Uver Deer Stones: Los Menhires Ciervo de Mongolia»

    • Muchas gracias. Este es un lugar curioso y poco conocido. Eso si a quienes le guste la prehistoria aquí tienen un filón para descubrir al estilo Indiana Jones. Pasa buen finde

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  1. Que menhires tan curiosos y que bien se ven los ciervos para los años que deben de tener. Paradojas de la vida, tienen una joya de la prehistoria protegida con cuatro alambres. Esperemos que a ningún desalmado le dé por llevarse las piedras para su casa. Me he quedado con las ganas de saber si los conjuntos de Dolce Gabana estaban más baratos en ese pueblo que os fuisteis de «shopping» que en Madrid. No es que vaya a comprar ninguno, pero si me animo a ver los menhines algún día, es un aliciente más para tener en cuenta.
    Un beso y buen fin de semana.
    Horacio

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    • La verdad es que esta etapa del viaje fue curiosa, no solo estaba protegida por cuatro alambres sino que tampoco había ningún vigilante, de todas formas muy poca gente va por allí. Has visto que forma de hacer shopping, jaja pues no te creas que no te imaginas la ilusión que nos hacía ir a pueblos, ya que era raro encontrar humanos por el camino. Un besote y pasa muy buen finde:)

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      • Tal vez Khainzan Gelenkhuu hubiera volado más alto y lejos si hubiera utilizado un ciervo volador de esos de los menhires, y así no habría resultado herida ninguna oveja… Aunque tal vez se hubiera chocado con el gigante ese. Impresionante Mongolia… Un lugar vacío fascinante Feliz agosto!!!

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        • si se hubiera ido con los ciervos voladores se hubiera ido al otro barrio y éste lo que quería era pasar a la posteridad, pobres ovejas¡¡ Un besote David y espero que estés pasando un buen verano

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