Qué ver en Persépolis: Las Ruinas de un Imperio

Viajamos a un lugar cargado de historia, una parada imprescindible si viajáis a Irán. Hoy os cuento que ver en Persépolis.

Viajar a lugares míticos siempre es emocionante y si eres aficionado a la historia aún más, así que conocer Persépolis me hacía especial ilusión.

Cuando se visitan ruinas, muchas veces hay que hacer un gran ejercicio de imaginación para figurarte cuán impresionantes debieron de ser. Persépolis fue el icono de un imperio, el aqueménida, aunque hoy apenas quedan unas pinceladas de lo grandiosa que debió ser la ciudad.

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Merece la pena que visitéis Persépolis de la mano de un guía, para que os explique cada parte de la ciudad y así os encajen todas las piezas como si estuvieras montando un lego, porque sino solo os parecerán ruinas dispersas. Nosotros contratamos uno a través de nuestro hotel en Shiraz.

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La grandeza de Persépolis, puedes intuirla nada más que te encuentras frente a sus imponentes muros y a medida que subes por las impresionantes escalinatas simétricas de su entrada. Por ellas subieron gobernantes de todos los lugares del mundo, para rendir tributo al rey de los reyes, Dario I.

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Lo cierto es que antes de ir, no sé porqué, creía que quedaban en pié mas estructuras de las que realmente hay. Pero cuando estás delante de ellas y te recuerdan que Persépolis se empezó a construir nada menos que en el 521 a.C, pasas a pensar que es un milagro que después de tantos siglos se mantengan aún erguidas las altísimas columnas.

Las columnas que vais a ver en Persépolis tienen nada menos que 20 metros y sujetaban los techos de los imponentes edificios. Un desafío a la gravedad, a los terremotos y al paso del tiempo

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Pequeña Historia de Persépolis

Para entender Persépolis, hay que situarla en su marco histórico. Su fundador, el que planificó la construcción de la ciudad que representaría el imperio de los aqueménidas, fue Darío I el Grande, rey de reyes. Su hijo Jerjes I y su nieto Artajerjes II, continuaron la labor constructora en Persépolis, edificando más edificios. Aquella fue la época dorada del imperio persa.

Pero hay que remontarse mucho antes en el tiempo, para entender porque surgió esta ciudad. La subida al trono de Darío I, podría formar parte de una de las temporadas de Juego de Tronos.

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Cuando el rey aqueménida Ciro II murió, le sucedió su hijo mayor Cambises II. Este se encontraba embarcado en la conquista de Egipto, cuándo su hermano pequeño, Bardiya, que era gobernador de una de las provincias persas que ahora están en territorio de Afganistán, se levantó contra él. Cambises sufrió un accidente, que no se sabe bien si fue muy fortuito, porque a causa de las heridas se fue al otro barrio, así que su hermano pequeño Bardiya subiría al trono.

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Como os podéis imaginar, su muerte no iba a ser pasada por alto y fue cuando se gesntó la venganza. Siete nobles aqueménidas se conjuraron para asesinar al nuevo rey y lo hicieron. Entre ellos estaba Darío I, unido por lazos familiares a la dinastía aqueménida (Ciro era su tío abuelo).

Una vez cometido el regicidio, los siete conjurados esperaron a que saliera el sol, ya que esperaban una señal. El caballo de Darío, sería el primero que relinchó cuando salió el primer rayo de sol. Para ellos éste sería el indicativo y la señal inequívoca de que Ahura Mazda, el dios del zoroastrismo, el creador del mundo y el dios de los aqueménidas, quería designarle como el futuro rey de Persia.

Lógicamente después del golpe de estado, muchas provincias persas se sublevaron contra Darío I, por lo que además de sofocar las revueltas, su preocupación principal fue convencer a sus súbditos de que él era el soberano legítimo.

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Faravajar

Así que empleo la primera campaña de marketing conocida para convencer a sus súbditos de que le correspondía subir legitimamente al trono. Eso sí, contando por supuesto su propia versión de lo sucedido.

En Behistun hay unas inscripciones en tres idiomas. En ellas Darío da su versión sobre la muerte de Bardiya, exculpándose claro¡¡¡… Bajo el símbolo zoroastrista del faravajar, legitima su poder. En el relieve, aparece Darío en posición clemente, con todos aquellos estados que había derrotado tras rebelarse contra él.

Darío necesitaba una capital que representara el símbolo de su poder. Un lugar tan impresionante que intimidara a quien lo visitara y lo consagrara como soberano legitimo del poder real y absoluto del impero persa.

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Así fue como nació Parsa, que en farsi significa la ciudad de los persas. Se conoce su nombre porque apareció en unas tablillas de arcilla que se encontraron allí. A nosotros nos llegó la versión griega de este nombre, Persépolis.

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Las tablillas de arcilla que se encontraron en la sala del tesoro de Persépolis, dieron muchas pistas a los historiadores sobre la función que tuvo la ciudad durante el imperio persa.

Sacaron la conclusión de que Persépolis, además de ser un centro político y administrativo, era el lugar dónde los sátrapas (los representantes de las provincias del imperio) acudían a entregar sus tributos durante la ceremonias del año nuevo persa, el llamado Nouruz. La gran Apadana de Persépolis podía acoger hasta 10.000 invitados durante esta fiesta.

Artajerjes III, fue el último rey aqueménida que construyó en Persépolis. Después llegaría un macedonio con sed de venganza, Alejandro Magno, que destruiría Persépolis por completo.

La venganza y la envidia nunca fueron buenas, así que cuando en el 330 aC Alejandro Magno llegó a Persépolis, ordenó que fuera pasto de las llamas. Muchas son las teorías que intentan explicar porque tomó la decisión de destruir Persépolis. Se dice que fue su venganza personal, ya que en la segunda guerra medica, Jerjes ordenó incendiar Atenas.

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Otra teoría dice, que después de que Alejandro tomara Persépolis celebró una gran fiesta. Una prostituta griega llamada Thais le reto a lanzar teas ardiendo contra la ciudad. Alejandro que a esas alturas de la noche estaba con un ciego de primera, no dudo en lanzar antorchas a doquier.

Da igual que es lo que motivó a Alejandro Magno incendiarla, pero Persépolis ardió y ese día terminaría con los días de gloria que vivió ésta imponente ciudad.

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Persépolis quedaría sumida en el olvido de los tiempos hasta 1931, cuando las misiones arqueológicas comenzaron a desenterrar debajo de la arena, las ruinas del antiguo imperio aqueménida.

El último momento de gloria que vivió Persépolis fue en 1971. Otro emperador, el Sha Pahlevi, también necesitado de apoyo y reconocimiento internacional, utilizó Persépolis como un gran escenario de propaganda, conmemorando los 2.500 años de fundación del impero persa.

A la ceremonia acudieron representantes de la nobleza, gobernantes y dirigentes políticos de casi todo el mundo. El gasto fue escandaloso, nada menos que 22 millones de dólares. A diferencia de Darío I, el Sha no logró convencer a nadie.

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Más tarde, después de la revolución iraní, el ayatolá Sadeq Jajjalí, envió buldoceres a Persépolis para destruirla y eliminar cualquier referencia cultural preislámica. Afortunadamente el gobernador de Shiraz y muchos ciudadanos se pusieron delante de las máquinas, para evitar su destrucción.

Hay algo en Persépolis que se ha mantenido hasta nuestros días y es que, con independencia de quienes han gobernado Irán, el año nuevo persa se sigue celebrando y los iraníes siguen acudiendo a Persépolis para celebrar el Nouruz, como en los tiempos de los reyes aquemenidas.

Que ver en Persépolis

Una de las cosas que nos contó el guía, es que en la construcción de Persépolis había un hecho diferencial, respecto de las ciudades que estaban edificando sus coetáneos romanos y griegos.

Persépolis se construyó por trabajadores asalariados. Los artesanos, canteros y obreros que provenían de las satrapías o provincias del Imperio Persa, cobraron su salario cuando trabajaron para construir Persépolis, A diferencia de las ciudades romanas y griegas que por aquél entonces se construyeron con esclavos.

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Maqueta de Persépolis

El recinto de Persépolis es muy grande. Veréis cuatro grupos de estructuras: barrios residenciales, tesorería, palacios ceremoniales y fortificaciones, de todo esto os contaré lo más bonito que se puede ver en Persépolis

Una vez subes por los 111 peldaños de las imponentes escaleras, por las que incluso podían subir caballos y animales, se llega a la plataforma en la que se alza la ciudad. Lo primero con lo que nos encontramos fue con la puerta de todas las naciones construida por Jerjes I.

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Puerta de todas las Naciones

Esta puerta era en realidad hacía las veces de distribuidor de los visitantes de Persépolis. Tenía dos salidas y por ella se dirigían a los visitantes en función del lugar al que fueran. Una de las salidas iba hacia la gran Apadana y otra hacia la vía de las procesiones.

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La entrada no puede ser más escenográfica. Esta es una de las ruinas más imponentes que podréis ver en Persépolis. Unas gigantescas figuras de más de cinco metros de altura con cabeza humana y con cuerpo de león y de toro, recibían al visitante de Persépolis.

Cuándo pasas por la puerta apabulla. No quiero imaginar, el impacto que debía de causar a los visitantes en los tiempos de gloria de la ciudad, debían quedarse completamente intimidados.

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Lamassus

Estas figuras son los “lamassus”. Son un genio celestial alado de la antigua Mesopotamia. Su misión era espantar a los malos espíritus y demonios que pretendieran entrar en la ciudad.

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Encima de los dos lamassus, hay una inscripción cuneiforme en las tres lenguas del imperio persa, el elamita, persa y babilonio. Una de las frases dice:

Yo soy Jerjes, el gran rey, rey de reyes, el rey de los pueblos con numerosos orígenes, el rey de esta gran tierra, el hijo del rey Darío, el aqueménida.

Inscripciones Puerta de todas las Naciones

Vía de las procesiones y la Puerta inacabada

Desde la puerta de todas las naciones, comienza la vía de las procesiones. Aquí solo podréis ver unas columnas que están coronadas por protomes o también llamados grifos de «Homa«. Este es un pájaro mítico de la literatura persa. Se dice de él que nunca se posa en el suelo, siempre está volando.

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Vías de las Procesiones

Esta vía finalizaba en otra puerta que estaban terminando de construir cuando Alejandro Magno llegó a Persépolis y la incendió. Por eso lo de «inacabada».

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Homa

La Apadana, la sala de Audiencias de Darío I

La Apadana era la construcción más grande de Persépolis. En unas tablillas de oro y plata que se encontraron enterradas aquí, aparece la fecha en la que se construyó y el nombre de su fundador, Darío I.

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En la Apadana, los grandes reyes aqueménidas podían dar audiencia a más de 10 mil personas.  Solo quedan 13 de las 36 columnas que se alzaban aquí.

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Las columnas estaban coronadas por gigantescos capiteles con forma de toro y de león.

Para poder izarlas, en ausencia de cualquier maquinaria, los historiadores piensan que se construyeron rampas de arena. Estas sujetaban un techo de madera que, por los restos de ceniza que se han encontrado, se sabe que era de caoba, ciprés y ébano.

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Además se sabe que Persépolis debía de estar pintada a todo color. Ya que se han encontrado restos de pintura, en las piedras.

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Aquí encontraréis uno de los lugares que tenéis que ver en Persépolis, ya que es la parte más bonita y mejor conservada de la ciudad. Las escaleras de acceso a la Apadana.

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Uno de los lugares que tenéis que ver en Persépolis es la escalera sur. Allí se representan las 23 legaciones procedentes de todas las satrapías que formaban el imperio persa. Sus representantes acudían todos los años a Persépolis durante las celebraciones del nuevo año persa, el Nouruz.

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En los relieves el gobernador de cada satrapía es agarrado de la mano para ser guiado por la ciudad. Llevan regalos de su tierra, para entregárselos al rey.

Lo bonito de estos relieves, es que son una fotografía en piedra, de medos, elamitas, libios, partos, etíopes, arios, armenios, asirios y así hasta 23 naciones. Gracias a estos relieves podemos saber como eran sus vestidos y peinados característicos de la época. 

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En los relieves de la escalera norte podréis ver representados a los inmortales, los que participaron en la batalla de las Termopilas y Maratón. A ellos les sigue una procesión real.

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Los inmortales
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El Palacio de Darío, la Tachara

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Otra parte muy interesante que tenéis que ver en Persépolis es el Palacio de Darío o como también se llama la «Tachara«. Aquí podréis ver un relieve especial, que lo veréis repetido en muchas de las paredes de Persépolis, el símbolo del Nouruz (el año nuevo persa). Un león mordiendo a un toro.

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Este relieve significa el paso del invierno a la primavera. La fuerza y fertilidad de la primavera representada por el león, que termina con el invierno representado por el toro.

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También se puede ver aquí, un relieve del rey coronado y engalanado con pendientes, pulseras y joyas que cuelgan de su enorme barba. Está acompañado por dos siervos que llevan una sombrilla y un espantamoscas.

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Hadish, el Palacio de Jerjes

El hijo de Darío no quería ser menos, así que construyó en Persépolis un palacio más grande que el de su padre, llamado Hadish. Solo se conserva un relieve en el que Jerjes aparece en una procesión.

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El Palacio de las Cien Columnas

Otro de los lugares que tenéis que ver en Persépolis, es el Palacio de las cien columnas. Lo más alucinante, son los restos de dos columnas de 18 metros de altura, coronadas por unos toros impresionantes.

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Sala del Tesoro

Gracias a que los persas eran muy meticulosos, registraron en unas tablillas de arcilla mucha información de como gestionaban la ciudad. Cuando se quemó Persépolis las tablillas se cocieron y quedaron enterradas bajo las cenizas y la arena.

El inconmensurable tesoro de los aqueménidas se guardaba en esta sala de 10 mil m², así que imaginaros todo lo que debía haber allí. Alejandro Magno se encargó de expoliar todo, llevándose todos los tesoros aqueménidas. Del inmenso edifico únicamente quedan los cimientos.

El Museo-Haren

Es el único edificio reconstruido en Persepolis, en su interior podéis ver muchos de los objetos que se encontraron en las excavaciones.

Aunque a este edificio se le denomine harén, parece ser que no tenía esta función, sino que pudo ser el lugar de residencia de la reina y su cohorte.

Tumbas en Persepolis

Como ya os conté en el post de la necrópolis de Nasq-e Rostam, los reyes aqueménidas que no fueron sepultados allí, construyeron en Persépolis sus tumbas reales. Aquí también siguieron en su diseño el modelo cruciforme de Nasq-e Rostam.

Subir hasta la colina dónde se encuentran las tumbas. Aquí podrás ver la tumba de Artajerjes II y III. La entrada de la tumba, recrea con sus columnas la sala de audiencias,  la Apadama y en la parte de más arriba podréis ver al dios Ahura Mazda y el fuego sagrado.

Desde este lugar tendréis una de las mejores vistas de Persépolis, ya que desde aquí se ve toda la ciudad.

DATOS PRÁCTICOS PARA VISITAR PERSEPOLIS

¿Cuánto tiempo necesito para ver Persépolis? 

Para ver Persépolis necesitarás medio día. Nosotros estuvimos unas cinco horas. La mejor hora para ir a Persépolis sin duda es al medio día, a eso de las 13.30 ya que a esa hora fue, cuando había menos turistas.

Nosotros llegamos por la mañana, era bastante pronto y yo creo que fue el momento en el que había más gente. No solo había turistas sino que además estaba lleno de niños ya que había un montón de excursiones de los colegios cercanos.

Cómo llegar a Persépolis 

Persépolis se encuentra a unos 70 km de Shiraz. Desde allí se tarda más o menos una hora en llegar.

No hay transporte público, así que la mejor opción para llegar es en taxi. Te costará unos 30 $ un viaje de ida y vuelta. Puedes quedar con el conductor que te espere en el aparcamiento de entrada.

Si además combinas tu viaje con Pasargada y Naqsh-e Rostam te costará unos 50€. Si quieres ver Persépolis con un guía que te explique su historia y todas las partes de la ciudad junto con Naqsh-e Rostam y Pasargada os costará unos 80€ (para dos personas). 

Cuánto cuesta entrar en Persépolis

La entrada a Persépolis nos costó en Mayo de 2019, 200.000 riales. Es decir unos 4,5€..

Si además queréis visitar el museo de Persépolis os costará otros 200.000 riales.  

Horario de Persépolis

Persépolis está abierta de 8:00 am a 17:30 pm

Tener en cuenta que no se permite entrar a Persépolis con mochila o bolsos. Si lo lleváis tendréis que dejarlos en la taquilla.

Nuestra siguiente parada sería Naqsh-e Rostam, si quieres saber lo que vimos os lo cuento en ese otro post.

Aunque ahora solo queden ruinas en Persépolis, sus piedras nos siguen contando la historia del tiempo de los aquemenidas y puedes sentir el gran poder que tuvo el imperio persa. Es un lugar fascinante:)

Feliz fin de semana:)

20 comentarios en «Qué ver en Persépolis: Las Ruinas de un Imperio»

  1. Es impresionante poder andar por unas ruinas de más de 2500 años. Has hecho un foto reporaje superchulo.Mis favoritos son los genios alados. Me siento muy identificado con los persas y sus barbas. Bueno yo no me la dejaria con rizos como ellos, pero la moda siempre manda. Nos dejarán los tejemanejes internacionales visitar irán? Ojala. Besos y buen finde.

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    • Espero que se pueda ir a Irán pronto y terminen los tejemanejes y vayas a conocer a los barbudos aqueménidas Los lamassus impresionaban si te imaginas cómo debía de ser aquello en sus buenos tiempos debía dejar tieso a cualquier visitante. Un besote y disfruta este sábado caluroso

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  2. Persepolis debió de ser una pasada en su día ya que muchos siglos después sigue siendo ‍♂️ nos acabas de llevar de viaje ✈ en el cafecito ☕mañanero nos encanta aprender contigo.

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  3. Me encantó el post , Bea.
    Persepolis, los asirios……me fascinaban cuando lo estudié hace mil años y ahora me sigue fascinando con tu relato.
    Los relieves son una de las partes que más me gustan en el British M.
    Definitivamente me acabas de dejar encantada con toda la información y datos .
    Gracias por este cómodo viaje.

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    • Muchas gracias ☺️la verdad que hacer un post de historia es difícil, pero la historia de los aqueménidas me fascinó. Cuando imaginas cómo debió de ser en sus buenos tiempos debía apabullar, debió ser grandiosa. Un besote Luisa y disfruta el domingo

      Responder

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