Vagando Por Mundopolis

Tombos, Sabu Jaddi y los pueblos Nubios

Tombos y las pinturas rupestres de Sabu Jaddi, sería la siguiente etapa en nuestro recorrido por Sudán. En esta etapa además visitaremos algunos pueblos nubios.

La última vez que os hable de Sudán nos quedamos en Kerma visitando los Deffufa. Después de conocer su museo, fuimos a contemplar la tercera catarata del majestuoso Nilo y más tarde iríamos a otro enclave cercano, un pequeño pueblo llamado Tombos.

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Tombos

En Tombos no hay nada especial, pero hace 3.000 años los kushitas tenían aquí una de sus canteras de granito desde dónde salían las monumentales esculturas de los faraones negros y el material para edificar sus edificios.

La cantera se encuentra al lado de las casas del pueblo de Tombos. Pocos pasan ahora por allí, así que éramos el único entretenimiento de los vecinos que desde la sombra de su casa, nos miraban con curiosidad como nos torrábamos al sol para ver los restos de la cantera.

Varada en la arena asoma una gigantesca escultura inacabada que allí quedó abandonada. De su piel sobresalen como si fueran grandes tatuajes unos jeroglíficos, que nos indican la identidad de aquella gigante pieza de granito. La escultura era uno de los reyes más conocidos de los kushitas, el rey Taharqa.

En la zona continúan las misiones arqueológicas excavando, investigando y haciendo nuevos e interesantes descubrimientos. Hace poco encontraron un caballo enterrado que demuestra el valor simbólico que tenían los equinos para los kushitas.  

Además de los preciosos enclaves arqueológicos que atesora Sudán, no puedo olvidarme de otro tesoro de este país, su gente y eso fue lo mejor.

Los Nubios

Por estas tierras pasaron persas, griegos, turcos y árabes que dejaron su huella en el país. Ahora no pasan muchos por aquí, así que no están acostumbrados a ver a muchos forasteros. Solo unos cuántos turistas visitan Sudán cada año, pero cuando te paras en un pueblo nubio siempre se acercan a charlar un rato, regalándote una amplia sonrisa y por supuesto siempre hacen gala de una increíble hospitalidad.

Los primeros habitantes de la cueca del Nilo fueron los Nubios y son una de las primeras civilizaciones de la tierra. En el S. XIX tras el periodo colonial inglés, el pueblo nubio quedaría dividido tras la frontera trazada entre Sudán y Egipto.

Los nubios que quedaron en el lado egipcio, ocupaban la zona cercana a Asuán. No corrieron demasiada suerte, puesto que cuándo se construyó la presa, miles de ellos fueron desplazados. La consecuencia fue que no solo tuvieron que abandonar sus casas sino que además, perdieron su forma de vida. Si habéis viajado por el sur de Egipto sabréis quienes son ya que destacan por su gran altura y elegancia.

Aquí en Sudán también los distinguiréis bien. En lugar del árabe oficial aún conservan y utilizan su propia lengua, Pese a que Sudán del Norte es un país musulmán, las mujeres nubias no cubrían sus rostros.

Para vestirse utilizan unas coloridas telas llamadas «toub». Son parecidas a un colorido sari de la India y por supuesto, están muy alejados de los negros niqab y de las abayas, con el que cubren su cuerpo las mujeres sunitas de oriente medio.

Cuando llegábamos a los pueblos nubios se mostraban de lo más curiosas y abiertas. La hospitalidad aquí es ley y nos invitaban a entrar en sus casas para compartir con ellas un té y para preguntarnos mil cosas.

Sus casas también son diferentes. Tradicionalmente, la construcción de la casa en los pueblos nubios era una tarea de la mujer, al igual que la decoración de sus paredes. Así que además de arquitectas, son albañiles, profesión esta última difícil de encontrar entre mujeres musulmanas.

Sus casas estaban encaladas en un blanco níveo, destacando sus coloridas puertas y los floridos dibujos de las paredes. Quizás sea porque en un lugar en el que solo las buganvillas y adelfas son capaces de sobrevivir, a falta de flores en macetas ¿Por qué no ponerlas en las paredes?.

Pero en la decoración de las fachadas no solo había flores, sino también dibujos geométricos, estrellas o amuletos para espantar el mal de ojo fuera de sus casas.

Cuándo parábamos en algún pueblo nubio para huir un poco de aquél sol abrasador, no nos encontrábamos muchos hombres, ya que estaban cuidando el ganado o trabajando en el campo. En contraste con el colorido de las mujeres, ellos visten de blanco integro con una galabiya.

Lo que más me llamó la atención de las mujeres mayores del norte de Sudán, fueron sus escarificaciones faciales.

Las escarificaciones en muchos lugares de África son un símbolo de belleza y un rasgo identificativo de pertenencia a una tribu determinada. En este caso eran rayas verticales que atravesaban de arriba a abajo sus mejillas. Los imponentes surcos se acentuaban aún más por el color negro con el que estaban tatuados ya que cuando les hicieron el surco, lo pigmentaron con Kohl.

Ay que dolor debieron de pasar las pobres cuando les pasaron las cuchillas por la cara y sin calmantes. ¡Que sufridas son las mujeres africanas¡.

El tatuaje corporal llego a Sudán a través de Egipto. En el 2005 una misión arqueológica encontró cerca de aquí, en la cuarta catarata, una momia que fue donada al museo británico. Los científicos del museo, descubrieron que en su piel había tatuado un patrón geométrico con puntos y rayas.

Además de esta momia, hay otras evidencias de que tanto los egipcios de la época faraónica como los kushitas, ya se hacían tatuajes. Muchas figuritas que se han encontrado en las excavaciones arqueológicas las llevan, incluso en los bajo relieves que representaba a los nubios, se aprecia perfectamente las escarificaciones que llevaban en los relieves de piedra.

Las dolorosas escarificaciones están pasando a mejor vida, ya que tanto en Sudán como en el resto de África se está abandonando esta forma de decoración corporal, para evitar la transmisión de enfermedades, por el riesgo que supone la reutilización de cuchillas, como os conté en el post sobre el pueblo Somba en Benin.

Aquí ya ninguna niña nubia tenía escarificaciones en su rostro, solo las mujeres mayores las llevaban.

Sabu Jaddi

Tras pasar un rato con las mujeres nubias regresamos al coche, nos quedaba visitar otro lugar cercano a la tercera catarata del Nilo, un lugar entre los pueblos Sabu y Jaddi que nos dejaría asombrados.

Dejamos el coche y paseamos entre pequeños huertos. El sol ya apretaba de lo lindo, lo cierto es que a esa hora lo que más nos apetecía era estar a la sombra, pero teníamos que llegar a otro sitio que merece mucho la pena. Nos pusimos a andar. En el camino nos cruzábamos con agricultores que iban a trabajar a sus huertas, subidos en rudimentarios carritos tirados por burros. Al poco rato nos encontramos con una pared de roca.

Un acantilado de arenisca nos dejaría fascinados. Cuando nos acercamos aparecieron unos increíbles grabados y pinturas rupestres del periodo neolítico. Hace miles de años aquello debió de ser un vergel, en el que vivieron unos animales que ahora no durarían allí ni dos días.

Sus paredes nos desvelan que en el neolítico la zona estaba habitaba una fauna increíble. Jirafas, antílopes, hipopótamos, leones se asomaban desde las paredes de las rocas, junto a figuras humanas representados en barcas surcando las aguas del Nilo. También había hombres a caballo blandiendo lanzas en sus manos.

Un total de 1.600 pinturas rupestres dispersas en un área de unos 5 km. Tan solo en la pared del acantilado en la que paramos, vimos más de 20 grabados.

El cambio climático cambio todo y barrió a toda la fauna que vivía allí.

Sabu Jaddi es uno de esos lugares del mundo que desafortunadamente tiene muchas papeletas para desaparecer del mapa. En este caso no por el cambio climático sino por la construcción de una presa.

Hace unos años se adjudicó a una empresa china un contrato para construir una central hidroeléctrica, el proyecto se llamaba Kajbar. Por un lado supone un paso más en el desarrollo del país, pero por otro, una catástrofe que implicaría desplazar a más de 10 mil personas y dejar sepultados bajo el agua cientos de enclaves arqueológico de inestimable valor, entre ellos este de Sabu Jaddi.

En su momento no se informó a los habitantes de las aldeas afectadas sobre el plan de construir la hidroeléctrica así que el pueblo nubio que vive por aquí, sacó a gorrazos a los amarillos que llegaron para iniciar las obras. Ahora mismo el proyecto está paralizado. Difícil papeleta tiene el gobierno sudanés entre dar un impulso al desarrollo de esta zona, proteger su patrimonio cultural y evitar el desplazamiento de miles de personas.

Nuestra siguiente parada nos llevaría a conocer el Kurru, el equivalente al Valle de los Reyes, pero no egipcios sino de los reyes kushitas que os cuento en otra entrada del blog.

Feliz fin de semana☺

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