Vagando Por Mundopolis

Las pirámides de Nuri Sudan

Las pirámides de Nuri se encuentran a tan solo 10 kilómetros de Karima. Tras subir a la montaña de Jebel Barkal y conocer templos y pirámides de éste lugar sagrado viajaríamos hasta otro impresionante enclave arqueológico de Sudan, las pirámides de Nuri.

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Antes de viajar a Sudán sabíamos que nos íbamos a encontrar un montón de pirámides, pero cuando llegas aquí, no das crédito de la cantidad de tesoros arqueológicos que alberga este país. Otro ejemplo sería éste las pirámides de Nuri de las que os hablaré hoy.

Como os conté en el post de Jebel Barkal, los egipcios llamaron Kush, al territorio de Nubia. Un territorio rico en materias primas como el oro, marfil y otros recursos ansiados por los egipcios.

Los egipcios les invadieron y dominaron estas tierras durante varios siglos. Influyeron en sus gentes hasta tal punto, que los kushitas asimilaron varias de las prácticas religiosas egipcias, como la creencia en el más allá. Así que también momificaron sus cadáveres y construyeron pirámides para enterrar a sus reyes.

Para llegar a las pirámides de Nuri hay que cruzar el Nilo, ya que la necrópolis se encuentra en el lado contrario de dónde está situada Jebel Barkal, en el oeste, el lado dónde se pone el sol.

El puente más cercano se encuentra a 800 kilómetros, así que para llegar a la otra orilla, no queda otra que cruzar con el pequeño ferry local. Bajamos al embarcadero, en realidad una pista de tierra, rodeados de palmeras, pájaros y vegetación. Un pequeño oasis de vida en medio del desierto.

La verdad es que cada vez que espero un ferry local en África me pregunto si llegará o no porque lo sospechoso era que por allí no había nadie esperando, excepto nosotros.

Pasamos veinte minutos en la zona donde se suponía que estaba el embarcadero. Gigantescas tuberías salían del río para transportar la preciada agua del Nilo.

Ahí no pasaba nada, todo era quietud. Solo unos conductores de rickshaw que medio adormilados por el calor del medio día, esperaban la llegada de pasajeros estaban en aquel lugar en medio de la nada, pero a parte de ellos, por allí no aparecía nadie.

De repente a lo lejos avistamos el barco que se aproximaba a la orilla y sin saber de dónde, aparecieron de repente un montón de coches, camiones y gente que se apostó en la orilla. ¿Pero de dónde salieron si allí no se veía a nadie?

Embarcamos el coche y estuvimos en cubierta contemplando el río. El Nilo ejerce un efecto hipnótico, me parece uno los ríos más bellos del mundo, podría estar observando la vida que se crea entorno a él durante horas.

Pese a los siglos transcurridos, seguro que poco ha cambiado y las escenas que hoy se pueden contemplar en sus orillas son muy parecidas a las de la época en la que vivieron los kushitas. En unos minutos pasamos a la otra orilla del Nilo y un poco más tarde llegaríamos hasta las pirámides de Nuri.

Las pirámides de Nuri formaban junto a Jebel Barkal el reino de Napata. Estas pirámides reemplazaron a las de El Kurru como cementerio real.

Desde el 664 aC hasta el 310 aC se enterraron aquí 21 reyes junto a 52 reinas y princesas. Los faraones negros de la Dinastía 25 que gobernaron Egipto, regresaban a su tierra desde Tebas para ser sepultados en esta necrópolis.

El fundador del cementerio real de Nuri fue uno de los grandes reyes del periodo Kushita, el gran rey Taharqa. El faraón negro de la dinastía 25 del antiguo Egipto, que gobernó desde el 690 al 664 ac y expandió las fronteras del reino de Kush hasta dónde ahora se encuentra Palestina y Libia, su reinado finalizaría con la invasión de los asirios.

Si viajas hasta Nuri, sabrás cuál es su pirámide puesto que es la más grande. Tiene casi 50 metros de altura y otros 50 metros de perímetro. La cámara dónde fue enterrado su cadáver es la más decorada de todas las que hay en la necrópolis.

Taharqa quiso que su pirámide se edificara justo en este lugar, porque aquí se daba un fenómeno astronómico. En esta época, la observación del cielo estaba ligada a la sucesión de determinados acontecimientos. En año nuevo, el sol se coloca justo encima de su pirámide y al mismo tiempo era cuándo se sitúa encima del pináculo de la montaña sagrada Jebel Barkal, de la que ya os he hablado en el blog. Este acontecimiento marcaba el inicio del descenso del nivel de agua del Nilo y el ocaso del dios Amón.

Llegamos a las pirámides de Nuri. Era sorprendente estar rodeado de tal cantidad de pirámides, además estábamos solos, ni un solo turista. De repente apareció un señor con dos niñas pequeñas, que zigzaguean entre las pirámides y nos miraban con curiosidad.

Supusimos que era vigilante de la necrópolis ya que nos seguía con la mirada en la distancia y de vez en cuando giraba su cabeza descaradamente para ver que hacíamos, pero sin decirnos nada.

Las pirámides de Nuri fueron saqueadas hace muchos años. Sin duda los ladrones de tumbas debieron encontrar muchas riquezas, especialmente piezas de oro como máscaras, estatuillas, láminas con las que se cubrían las manos y los pies de las momias.

Estas pirámides guardan algunas diferencias con las egipcias. Además de ser más pequeñas y con mayor inclinación que aquellas, en las pirámides de Nuri a los reyes se les enterraba debajo de la pirámide, a diferencia de los egipcios que enterraron a sus faraones dentro de las mismas.

La forma de enterramiento era similar a la de los faraones egipcios. Los cuerpos fueron momificados y sus vísceras y órganos se guardaron en vasos canopos.

Los arqueólogos piensan que para construir las pirámides de Nuri, los bloques de piedra se transportaron desde las canteras con trineos de madera. Al humedecerse la madera, permitía que el movimiento sobre la arena del trineo cargado con pesadas piedras de arenisca fuera más sencillo. Después, las piedras se izaban con una grúas como os conté en el post de Meroe.

Uno nunca se podría imaginar que, bajo las arenas del desierto, los cimientos de las pirámides pudieran estar anegados, pero sí, increíblemente lo están. La capa freática está aflorando a la superficie inundando las cámaras mortuorias ubicadas debajo de las pirámides.

Ahora mismo arqueólogos submarinos están intentando recuperar objetos de las cámaras inundadas. Si queréis saber más podéis leer este artículo del National Geographic.

Paseamos entre las pirámides, la verdad es que no están nada bien conservadas. No por falta de voluntad, sino por falta de medios y dinero para restaurarlas.

Aunque ahora veamos algunas pirámides decapitadas y otras medio derruidas, con sus piezas desperdigadas por toda la necrópolis, en su momento las pirámides de Nuri debieron de ser imponentes y lucieron como auténticas divas, ya que estaban cubiertas de yeso y decoradas con relieves, pinturas e incluso con piedras preciosas.

El tiempo y la erosión hicieron un trabajo maligno sobre las piedras de arenisca que al perder su recubrimiento, se empezaron a deshacer como si fueran azucarillos. Algunas piedras estaban casi pulverizadas, martirizadas por el viento y la arena que las azotan a diario.

Nos perdimos entre las pirámides para hacer fotos. Aquí además de la pirámide de Taharqa fueron enterrados otros grandes reyes de la dinastía kush como Analmi y Aspelta.

El sol de desierto nos martirizaba apretando de lo lindo. De repente, se levantó un viento tremendo que propulsó a toda velocidad los granos de arena contra nuestro cuerpo. Era como sufrir un ataque de artillería de alfileres sobre nuestras carnes. Quizás, las pobres piedras de las pirámides querían que entendiéramos el martirio que han de aguantar a diario.

El último rey que fue enterrado en las pirámides de Nuri fue sobre el 308 C después Nuri pasó a la historia y el resto de reyes se enterrarían en las pirámides de Meroe dónde yacen los últimos reyes Kushitas.

Al día siguiente atravesaríamos el desierto de Bayuda que podéis leer en otra entrada del blog sobre Sudán.

Feliz fin de semana 😊

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