Vagando Por Mundopolis

Natanz y Abyaneh el pueblo rojo de Irán

Hoy visitamos dos pueblecitos de Irán escondidos tras las montañas, Natazan y Abyaneh. Son dos de los pueblos más antiguos de Irán, dos lugares que han logrado conservar tradiciones ancestrales al amparo de la cordillera del Karkas.

Hubo un tramo en nuestro viaje por Irán que no hicimos en autobús sino en taxi y fue por una buena razón. En la carretera que discurre entre Isfahán a Kashan, hay dos lugares interesantes que queríamos conocer, Natazan y Abyaneh y para poder llegar hasta ellos no nos quedaba otra que desviarnos de la carretera principal.

carretera-natanz

Desde Kashan es posible llegar en bus, pero es más complicado y se necesita más tiempo, algo que no disponíamos en aquél momento. Así que la opción más fácil y rápida para nosotros fue ir en taxi desde Isfahán.

Para conseguir un taxi que nos llevara, antes de ir escribí a Mustafá el dueño del hotel donde íbamos a alojar en Kashan. Le pregunté si conocían algún taxista que nos pudiera recoger en Isfahán y llevarnos hasta estos dos pueblos. Por supuesto conocía a alguien, se llamaba Malihe y sería nuestra taxista. Acordamos el precio del trayecto, la hora de recogida y listo, ya teníamos transporte para llegar a estos pueblos.

Cuando Mustafá me dijo el nombre del taxista, la verdad es que no distinguí si era un hombre o mujer, incluso si era un apellido o un nombre, tampoco lo pregunté. Supongo que pensando en la fama que tiene el país, di por hecho que era un hombre, aunque estaba muy equivocada. Habíamos quedado que Malihe, nos recogería en nuestro hotel de Isfahán muy pronto, a las 7:30am. Llegó el día y Malihe llegó puntual con su Renault.

Malihe resultó ser una chica risueña que llevaba más de quince años trabajando como taxista, la pobre llegó rendida. Se había levantado a las 4:00 de la mañana para llegar a tiempo a nuestro hotel de Isfahán. Tras meter nuestro equipaje en el coche pusimos rumbo a Natazan.

Natanz

Pusimos rumbo al noroeste del país. Natazan es conocida, es por albergar una de las famosas plantas iranís de enriquecimiento de uranio. Si vienes hasta aquí, sobra decir que cuándo pases por las inmediaciones del recinto ni se te curra sacar la cámara de fotos o el móvil. Está completamente prohibido fotografiarlo, salvo que quieras pasar un tiempo en una cárcel iraní.

El máximo apogeo de Natanz fue durante el periodo safávida y de esta época son sus edificios más relevantes, de todos ellos destaca una curiosa mezquita. Paramos justo delante de ella, al lado de un inmenso árbol que nos aseguraron que era milenario. Lo más curioso de la mezquita Sheikh Abdolsamad Mosque es su cúpula con forma piramidal, una forma poco o nada frecuente en las mezquitas. Al lado se encuentra la tumba del místico sufí Sheikh Abdolsamad.

Esperamos a que nos abrieran la puerta para conocer su interior y tras pagar la entrada accedimos. Dentro no había mucho que ver, lo único interesantes es contemplar la arquitectura del edificio, ese curioso, una rareza que no tiene nada que ver con la arquitectura de ninguna de las mezquitas que vayas a ver en Irán.

Su minarete tiene 37 metros, visto desde fuera más que un minarete parece la chimenea de una fábrica. Recorrimos los alrededores de la mezquita, casi todas las construcciones eran de adobe y apenas habían recibido mantenimiento, por lo que estaban prácticamente destruidos.

Natanz es conocida por su talleres de alfarería y por la fabricación de azulejos. Si tienes tiempo y te gusta este tipo de artesanía curiosea por sus tiendas. Otra de las cosas que puedes comprar en Natanz es miel. Es de las buenas, de las que ya no se ven ahora, espesa como la cera.

Además de la mezquita, en Natazan no faltaba un «templo de fuego» del periodo sasánida. Este se encuentra a unos pasos de la mezquita. Ahora solo quedaban los arcos que sujetaban la cúpula del templo, elevados sobre una plataforma a dos metros de suelo. Apenas queda nada de la estructura original, dimos una vuelta por los alrededores, vimos más restos de adobe de antiguos edificios, pero como andábamos apurados de tiempo regresamos al coche.

Nuestro siguiente parada sería en Abyaneh. Mientras íbamos por la carretera, pasamos delante de un viejo castillo abandonado, le pedimos a Malihe que parase para hacer unas fotos.

El antiguo castillo se llama Hanjan, aunque no fuimos a verlo, desde fuera parecía bonito, puede ser una parada interesante. Nos limitamos a hacerle unas fotos y continuamos con nuestro camino. 

Abyaneh

Abyaneh tiene más de 2.000 años a sus espaldas, es uno de los pueblos más antiguos de Irán. Cuando llegamos aunque era primavera y todos los frutales que rodean el pueblo estaban floridos, las imponentes montañas del Karkas que se encuentran a sus espaldas mantenían la nieve en sus cumbres.

Esta es una zona con clima duro, en invierno son frecuentes las heladas y nieva tanto, que en numerosas ocasiones Abyaneh se queda incomunicado. En verano sucede lo contrario, aquí el calor es asfixiante.

Desde la carretera lo vimos, encaramada en una de sus laderas habíamos llegado a Abyaneh.

Antes de entrar, a un Kilómetro hay que parar para pagar una entrada de 50.000 riales. Junto con la entrada te entregan un folleto con el mapa del pueblo en el que vienen señalados los lugares más interesantes, para que no puedas perderte nada

Malihe nos preguntó cuánto tiempo queríamos quedarnos en Abyaneh. Le dijimos que una hora y media, ya que el pueblo es pequeño y queríamos llegar pronto a Kashan, para que nos diera tiempo a ver la ciudad. Nos dejó y se fue a un sitio dónde poder aparcar el coche y echar una cabezadita.

El pueblo está encaramado en una colina y lo más llamativo de Abyaneh es el color rojizo de sus casas. Todas están construidas con ladrillos de adobe rojo y en sus fachadas sobresalen curiosos balcones.

Qué ver en Abyaneh

Como te contaba antes Abyaneh es un pueblito pequeño, así que lleves o no mapa, te recomiendo perderte por sus empinadas callejuelas e ir descubrir cada rincón del pueblo.

Como te conté en el post de Yazd aquí en Abyaneh consiguen distribuir el agua a través de qanats subterráneos. Fíjate cuando vayas paseando si te encuentras con un arco ribeteado como el de la foto de abajo. Verás que hay unas escaleras que llevan hasta las profundidades de la tierra, lleva hasta los qanats, gracias a ellos Abyaneh tiene agua.

Abyaneh está ubicado en una zona desértica, aunque como podrás ver es un pueblo agrícola repleto de árboles frutales, perales, manzanos, albaricoques, almendros. En sus alrededores se extienden campos de cultivo dónde se plantan todo tipo de cereales. Gracias a los siete qanats que hay en Abyaneh son los causantes de este verdor en una zona tan desértica.

Una de las cosas más curiosas de Abyaneh la verás en sus antiguas puertas de madera. Fíjate en sus aldabas, aún conservan sus llamadores masculinos y femeninos.

En función del sexo de la persona que va a visitar la casa tendrá que usar uno u otro. Cada aldaba suena de una forma diferente así que, si es un hombre el visitante, el sonido de la aldaba indicará a las mujeres que se encuentran en el interior de la casa que tendrán que cubrirse el pelo con el hijab, como marca las normas islámicas.

Otra de las cosas más curiosas que podrás ver en Abyaneh es la forma de vestirse de sus habitantes.

La mayor parte de su población son abuelitos, la gente joven se ha marchado del pueblo a las ciudades en busca de un futuro mejor. Lo mejor de los habitantes de Abyaneh es su amor por las tradiciones y es que, una de las cosas que han mantenido desde tiempos inmemoriales es su peculiar forma de vestir.

Así que, a diferencia de otros pueblos de Irán, aquí no verás a ninguna mujer con hijab negro, sino que las telas que usan son completamente floreadas, como la primavera. Las mujeres usan o bien dos faldas, que les queda de una forma muy parecida a la pollera que usan las mujeres bolivianas o bien unos pantalones que cubre con una falda. Los hombres de Abyaneh también usan una vestimenta peculiar, usando unos anchísimos y largos pantalones negros.

Malihe nos contó que además sus habitantes continúan hablando como en tiempos inmemoriales, utilizando un farsi muy antiguo, que desapareció del país hace siglos, el farsi medio.

Dimos una vuelta por Abyaneh, es de lo más pintoresco pueblo, lleno de calles zigzagueantes y cuestas. Como es un lugar al que acuden muchos turistas, te encontrarás en las calles pequeños puestos en los que los lugareños venden ropa con los estampados típicos de Abyaneh y pequeños souvenirs.

Este pueblo es también es famoso por los tejidos de sus alfombras persas, que vimos dispersas por el pueblo, ya que tras ser limpiadas las sacaban a la calle para que se secaran. Las azoteas de las casas son planas y sirven también como terraza.

Llama la atención un pueblo tan pequeño que esté custodiado por tres fuertes, ahora están abandonados. Uno de ellos es el Fuerte Palahamoona (Takht-e-Haman) que cuenta con más de 200 años de antigüedad, para verlo hay que cruzar el río Barzrud.

Este es uno de los lugares que merecen la pena ver en Abyaneh, así que preguntar a la gente del pueblo por el sendero para llegar hasta él, ya que desde allí tendréis una buena panorámica de Abyaneh. Desde la distancia se ve espectacular encaramado en la montaña. 

Había también allí una cosa curiosa. Excavadas en la montaña se veían pequeñas puertecitas, son establos para guardar el ganado cuándo aprieta el frío en invierno.

Otra de las cosas que tenéis que ver en Abyaney es un templo de fuego, construido en la época aqueménida. La mayor parte de los habitantes de Abyaney eran seguidores del zoroastrismo, hasta la llegada del islam.

Abyaney cuenta también una pequeña mezquita, la mezquita Jamie. Se puede visitar, pero cuando llegamos nosotros estaban en pleno rezo así que no entramos.

Como llegar a Abyaneh

Como os dije al principio del post la mejor opción para llegar es en taxi, son dos desvíos en la ruta desde Isfahán a Kashan. Si estáis en Kashan también puedes hacer una excursión de un día desde allí. A nosotros nos costó 20€ (entre los dos) y además hicimos también una parada en los jardines Fin en Kashan.

En autobús

Si vas en bus a Abyaneh desde Kashan tendrás que coger el que va a Natanz te dejará en la intersección de la carretera dónde se desvía a Abyaneh y desde allí hacer dedo o coger un taxi (que te costará unos 2€).

En los alojamientos de Kashan también ofrecen excursiones de un día para conocer estos pueblos.

Si te apetece pasar más tiempo en Abyaneh, no te preocupes por el alojamiento porque hay varios hoteles. Tras visitar el pueblo regresamos al taxi, nuestra última parada la haríamos en Kashan. Si quires saber todo lo que vimos allí echa un ojo a este otro post.

Feliz fin de semana☺️


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