Vagando Por Mundopolis

Qué ver en Kashan, sus casas históricas

Continuamos viajando por Irán, nuestra siguiente parada la haríamos en Kashan, una pequeña localidad situada al sur de Teherán, cuyo mayor atractivo son sus preciosas casas históricas.

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Más que casas, diría que son palacios, pero como sus propietarios no eran príncipes ni princesas, sino que eran comerciantes, se las llama casas históricas. Visitarlas es la razón principal para viajar a esta ciudad, pero no solo os hablaré de ellas, ya que hay más lugares de interés que ver en Kashan.

Kashan se encuentra a mitad de camino de la carretera que une Teherán con Isfahán. Merece la pena parar al menos un día para visitarla, sobre todo si vienes de la bulliciosa capital iraní. Aquí conseguirás que se reduzca a mínimos tu nivel de estrés, sobre todo al cruzar cualquier calle.

Como os conté en el último post de Irán, habíamos acordado con una taxista, “Malihe,” que nos recogiera en Isfahán para ver dos de los pueblos más pintorescos de Irán: Natazan y Abyaneh. Después de visitar Abyaneh continuamos hasta llegar a las afueras de Kashan, aquí haríamos la penúltima parada, en los jardines de Fin.

Consejos para visitar Kashan

Aunque Kashan se la conoce por sus casas tradicionales no os limitéis solo a ver estas y dar una vuelta por la ciudad. Las callejuelas de adobe de su centro histórico, poco han debido de cambiar desde los tiempos en los que Kashan fue parada de la Ruta de la Seda. Todos los lugares que hay que ver en Kashan están muy cerca unos de otros, así que es muy fácil recorrerla a pie.

Este es uno de los lugares de Irán en el que nos encontramos con más turistas. Las casas tradicionales de Kashan estaban tan llenas de grupos, que aquello parecía un hormiguero humano. Así que si vas por tu cuenta y no quieres formar parte del hormiguero, ve a primera hora de la mañana o a última de la tarde.

Que ver en Kashan

En el mapa de Kashan encontraréis todos los lugares de los que os voy a hablar.

El Jardín De Fin

Los persas siempre han tenido pasión por los jardines. En ellos se intentaba recrear el paraíso en la tierra y esta pasión viene de lejos, de tiempos anteriores al periodo safávida. El Jardín de Fin es un buen ejemplo de ello.

El milagro para que la vida brote en medio de un paisaje desértico, se debe a los manantiales subterráneos que fluyen por el subsuelo de estos jardines. Pero además los ingenieros persas eran muy listos, ya que lograron impulsar el agua sin bombas, desde el interior de la tierra, canalizarla y distribuirla entre las diferentes partes del jardín.

El jardín está lleno de canales, estanques en altura y más de 160 orificios desde dónde brota y fluye el agua, gracias a la fuerza de la gravedad.

El resultado es un entorno verde, fresco y lleno de vida.  El Jardín de Fin es un pequeño edén en medio de un secarral.

Nosotros estuvimos en Mayo, estaban empezando a plantar las flores, así que tampoco lo vimos en todo su esplendor. Lo mejor son sus altísimos cipreses, todos más que centenarios. Lo curioso es que cada árbol tiene en su tronco una placa de identificación, que cual chip de can perdido, indica su edad, altura y caracteristicas.

Mientras recorres el jardín el sonido del agua te acompaña durante todo el camino, esta fluye por canales y fuentes que dividen en cuatro partes el jardín. Puede parecer que este entorno iba a darnos un momento zen, pero no lo fue en absoluto, ya que había un tremendo barullo, entre niños, grupos de turistas y gente que llenaba el jardín.

El jardín de Fin es uno de los más antiguos de Irán por lo que también uno de los más visitados.

Dentro os encontraréis varios edificios, dos hammans y una casa de té con bonitos frescos.  

El idílico jardín sirvió como escenario de un crimen. El político Amir Kabir fue asesinado a instancias del rey en 1852 en los baños que se encuentran en este jardín. Parece ser que los enemigos de este político, hicieron circular el rumor de que pretendía hacerse con el trono. La madre del Sha le puso a su hijo la cabeza como un bombo, tanto, que el rey comenzó a tenerle miedo, así que decidió quitárselo de en medio.

El jardín de Fin está a 8 km de Kashan, así que la mejor forma para llegar es en taxi desde Kashan o incluirlo como parada si vais a visitar alguno de los pueblos que están alrededor.

Cuando terminamos de ver el jardín, regresamos con Malihe. Nos llevó a nuestro hotel, habíamos reservado habitación en una casa tradicional, Sana Historical House situado en pleno centro histórico de Kashan. Un hotel básico con un gran patio presidido por una enorme higuera.

El hotel era muy barato y su personal como siempre, no pudo ser más atento y amable. Nos despedimos de Malihe, dejamos el equipaje y nos fuimos a recorrer la ciudad.

Mezquita Agha Bozorg

Muy cerca de nuestro hotel se encontraba otro de los lugares que tenéis que ver en Kashan. La mezquita Agha Bozorg.

Para entrar las chicas necesitamos llevar chador, no os preocupéis porque os prestarán uno en la puerta antes de entrar.

El chador que me dieron tenía una goma para agarrarlo en la cabeza. Podía parecer útil, pero era de lo más incómodo, será a lo mejor porque tengo la cabeza muy grande, pero la goma era un horror, ya que se me escurría todo el tiempo arrastrando el hijab que llevaba debajo, por lo que hacía el efecto contrario al deseado y me quedaba con toda la cabeza descubierta.

Lo más bonito de esta mezquita es su simetría. Fue construida en el S. XVIII siguiendo los patrones de la arquitectura persa. Pura geometría presente en todo el edificio, decorada con mosaicos de colores, en los que aparecen versos del Corán.

La mezquita tiene dos plantas con un patio central presidido por un estanque, rodeado de árboles frutales.

El Bazar de Kashan

Otro de los lugares que tenéis que ver en Kashan es su bazar. A diferencia de otros bazares de Irán, este no es grande. Sus laberinticos pasillos tendrán más o menos un kilómetro, así que en unas dos horas podréis verlo entero.

La mayoría de las cosas que venden en el bazar no son para que el turista gaste compulsivamente, ya que son objetos de uso diario. También hay puestos de especias, frutos secos, telas, vamos que no esperéis comprar demasiados souvenirs aquí.

Lo más interesante que podéis ver en este bazar son sus antiguos caravanserais.

Como parada de la Ruta de la Seda que era, en el Bazar de Kashan no podía faltar un bonito caravanserai dónde pernoctaban los comerciantes. Este caravanserai fue mencionado en multitud de libros de historia como uno de los más bonitos de la ruta, se llama el Caravanserai de Khan Amin al-Dowleh Timche.

Lo curioso es que no te lo esperas, cuando vas caminando por las estrechas calles del bazar, en uno de los lados se abre un espacio abovedado con una gigantesca cúpula llena de claraboyas, que permiten la iluminación natural.

El caravanserai tiene varios pisos. Los de arriba, servían de habitaciones y los de la planta de abajo, dónde ahora podéis ver tiendas de antigüedades, se encontraban los almacenes dónde los viajeros en la Ruta de la Seda podían guardar sus mercancías.

El Bazar de Kashan no solo tiene tiendas, sino que además encontraréis restaurantes, mezquitas, antiguas casas de baños.

Decidimos parar en uno de los patios para comer en un pequeño restaurante.

LAS CASAS TRADICIONALES DE KASHAN

En un mundo tan contaminado como el nuestro, cada vez se habla más de la eficiencia energética en las viviendas. Pero no estamos inventando nada, los persas se adelantaron y pusieron en práctica mucho antes que nosotros el concepto de casa ecológica.

Las casas históricas de Kashan son un buen un ejemplo de casa eficiente y sin utilizar ninguna tecnología moderna.

La razón principal por las que los viajeros visitan Kashan es ver alguna de sus casas históricas. La ciudad estaba llena de ellas, pero los terremotos y el abandono hicieron que muchas desaparecieran. Ahora muchas se han rehabilitado y son hoteles, otras son museos.

Todas tienen varias cosas en común, son un ejemplo de arquitectura sostenible, respeto al medio ambiente e integración con su entorno y eso que se construyeron en un momento en el que el concepto de casa ecológica, ni se conocía.

La orientación de todas estas casas históricas de Kashan no se dejó al azar, había un estudio previo de diseño, para aprovechar el sol durante los fríos días de invierno y la sombra durante los tórridos veranos.

Los materiales que se emplearon en la construcción de estas casas procedían de su entorno más cercano. Ladrillos de adobe que se pintaron con colores claros para aumentar aún más la absorción de los rayos de sol, dando calorcito en invierno, pero absorbiendo sus rayos en verano.

Además, se aprovecharían todos los elementos que se encuentran en la naturaleza, para mejorar el confort de las viviendas a través de diferentes ingenios.

El agua se canalizaba a través de los qanats de los que ya os hablé en el post de Yadz. En medio de la vivienda se construyeron grandes patios, con un “iwan” en cada uno de sus lados. El iwan es una especie de porche para dar sombra.

Además en los patios se colocaban estanques y fuentes para refrescar el ambiente rodeados de árboles frutales para que dieran sombra.

Se construyeron torres de viento, llamadas badgir, para atrapar la brisa que pasara cerca de ellos, canalizando el aire a través de unos conductos que pasaban por las habitaciones y así refrigerar las estancias. Vamos que el resultado era el mismo que tener una moderna máquina de aire acondicionado. Además, bajo los conductos, había un depósito de agua que servía para refrigerar ese aire.

Todas ellas tienen sótanos en los que había estancias para pasar los días al fresco durante los largos veranos y las habitaciones de plantas superiores tenían vitrales de colores para matizar la luz que entraba por las ventanas.

La privacidad era algo que valoraban mucho los ricos propietarios de las casas históricas de Kashan. A salvo de miradas cotillas, las casas estaban rodeadas de austeros muros exteriores, que nada podía hacer intuir el pedazo de casoplón que se escondía tras sus muros. Ninguna ventana da a la calle sino que todas las puertas y ventanas se abren a un gran patio interior.

En su interior todas las casas estaban decoradas de mosaicos de espejos, preciosas pinturas y bonitos relieves de yeso.   

Todas las casas tradicionales que podéis ver en Kashan se diseñaron para aprovechar los recursos que ofrece la naturaleza, el sol durante el invierno y la sombra en verano, el consumo energético de la casa era nulo.

La mayor parte de estas casas históricas de Kashan se construyeron en el S. XIX en la época Qajar. En casi todas veréis además de las zonas comunes, un área en la que se alojaban los invitados y otras a las que solo accedía la familia.

Entradas a las casas históricas de Kashan

Para visitar las casas podéis comprar el ticket de entrada en cada una de ellas por separado, cuesta 200.000 riales (unos 4€). Como lo normal es que visitéis varias os compensaran comprar un billete combinado cuesta 480.000 riales (10€).

Las casas históricas abren a las 9 de la mañana, el mejor momento para visitar la casa de Abbasi y Tabatabaei es a última hora la tarde cuando el sol brilla a través de las vidrieras y cuando los grupos se han marchado.

Las casas históricas que fuimos a visitar nosotros fueron las siguientes:

Casa Boroujerdi

Hay una historia de amor detrás de la construcción de la casa Boroujerdi. El dueño de esta casa estaba enamorado de la hija de un rico comerciante de alfombras, el señor Tabatabaee (luego os hablaré también de su casa).

Seyed Hassan Natanzi, que es como se llamaba el dueño de la casa Borujedi fue a pedir la mano a su padre. Tabatabaee le dijo que no había ningún problema en que se casara con su hija, siempre que le proporcionara una casa acorde con su estatus.

Su hija era toda una princesita acostumbrada a una vida llena de lujos y mimos y su padre quería asegurarse que su hija  continuase viviendo igual. Para satisfacerlo, el señor Natanzi construiría en un área de 3.200 m2 la preciosa casa Boroujedi.

Antes de entrar no te imaginas lo que te vas a encontrar. La obra duró nada menos que 18 años. Pero su construcción más que una casa era una obra de ingeniería y encima con una decoración exquisita.

Sus cimientos se hicieron lo suficientemente profundos para aprovechar el agua subterránea y refrescase la casa en los cálidos días de verano. La casa Boroujerdi tiene también dos torres de viento para lograr la ventilación natural de la casa.

El inmenso caserón tiene un ala para el servicio, otra para los invitados además de la parte en la que vivían sus dueños y varios patios. Más que una casa es un palacio del s.XVIII.

La casa Boroujedi, consiguió ser mucho más bonita que la del Sr Tabatabee o al menos a mi me lo pareció.

En su construcción intervinieron más de 150 artesanos, escultores, pintores y obreros, el resultado de su trabajo fue una obra maestra de la arquitectura tradicional persa. Esta fue la casa que más me gustó y la que me pareció más bonita de todas las que vi.

Lo que más me gustó de ella fue los frescos que decoraban las paredes de uno de los porches. Todo estaba decorado como si fuera el escenario de un teatro, había paisajes flores, animales una preciosidad, que supongo que disfrutaría la hija de Tabatabaee.

Casa Tabatabaee

Como os conté antes, el Sr Tabatabaee era un rico comerciante de alfombras. Cuando hizo construir su casa pidió que en su diseño se incluyera el pájaro Homa del que ya os hablé en el post de Persepolis, ya que su mujer se llamaba así.

Fijaros en los relieves de piedra de la casa, son patrones florales como los que hay en las alfombras persas. Esta una de las casas tradicionales más visitadas de Kashan, estaba hasta arriba de gente cuando la visitamos.

Sus 4.730 m se dividen en 40 habitaciones, 4 patios, 4 sótanos, tres torres de viento y 2 qanats que trascurren por el subsuelo.

La casa Tabatabaee tardó 10 años en construirse y es otra de las casas históricas más bonitas que podréis ver en Kashan.

Casa Ameriha

Esta antigua casa histórica de Kashan es ahora mismo un hotel. Es la más grande de todas con siete patios y dos hammams. Si queréis saber lo que era vivir en una auténtica casa del periodo Qajar podéis alojaros aquí.

Casa Abbasian

Esta casa fue sin duda la que tardó más en construirse. Fueron necesarios nada menos que 20 años para finalizar las obras de esta casa histórica Kashan. Ocupa una extensión de 7.000 m2. Su dueño fue Seyed Ebrahim Tajer Kashani era adinerado comerciante de cristal.

La casa tiene dos pisos y cinco patios. Un estanque del patio recibe el agua a través de la red de qanats que discurren por el subsuelo de la casa. 

Como la mayoría de las casas tradicionales de la época, la casa Abbasi tiene una parte pública llamada «birooni» y otra privada «andarooni», esta última era sobre todo utilizada por las mujeres y el servicio. Al igual que en el resto de casas podréis visitar las habitaciones de invierno y las de verano.

En el segundo piso hay un salón tradicional de cinco puertas, su techo está decorado con mosaicos de espejo que recrean un cielo estrellado. El interior de la casa está decorado con celosías y ventanas con vitrales de diferentes colores y en su fachada veréis relieves de estuco. 

Lo que se buscó su dueño en esta casa fue una simetría milimétrica, además por supuesto de decorarlo con cristales de colores que para eso comerciaba con ellos.

 Los Baños del Sultán Amir Ahmad

Otro de los lugares que tenéis que ver en Kashan, son los baños de Sultán Amir Ahmad.

Este hammam fue construido en el S XVI durante el periodo safávida. Los baños fueron restaurados durante la época Qajar, ya que un terremoto le ocasionó diversos daños.

Está situado muy cerca de la casa Borujerdi y está incluido en el billete de visitas combinadas de casas históricas.

Además de visitar el precioso interior decorado con azulejos azules y amarillos, tenéis que subir al techo de los baños Sultan Amir Ahmad. Es posible pasear entre las cúpulas del hamman y ver las azoteas de Kashan y sus casas históricas.

Como solo estuvimos un día, no nos dio tiempo a más, la verdad es que fuimos muy apurados de tiempo. Si estáis más días en Kashan podréis ver más casas tradicionales. Incluir también una visita al pequeño santuario chií el Imamzadeh ye Sultán Mir Ahmad, está cerca de la casa Tabatabaee y vale la pena visitarlo.

Feliz fin de semana😊

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